
My Blueberry Nights se parece en muchas cosas a In the Mood... De hecho, Norah Jones y sus modelitos me recuerdan bastante a Maggie Cheung. Los tonos rojos y verdes, los juegos de imágenes... De nuevo el diálogo y la historia carece de importancia. Todo es belleza formal. Y cuando digo todo, quiero decir absolutamente todo. No hay nada más. Las imágenes de los trenes y Norah Jones en la calle por la noche, con la banda sonora, son muy evocadoras. Con el helado de vainilla fundiéndose con la tarta, Kar-wai se pasa un poco, para mi gusto. Ya es rizar el rizo. Pero las historias del bueno de Jeremy (Jude Law haciendo el papel más fácil de su carrera) y compañía no emocionan. Y por mucho que la estética nos entre por los ojos, si no nos llega más adentro, si no nos cuenta nada más allá de transmitir una pequeña dosis de dolor, la película resulta un tanto vacía (el dolor llega más si es creíble). Porque seguimos hablando de amor y dolor; pero con tanta intensidad y grandilocuencia que acaba siendo poco real. Aunque todos los actores estén bien en su papel (el de Natalie Portman no se lo cree nadie, pero supongo que no es culpa suya).
Total, que igual con ver el tráiler es bastante. Bueno, eso sería exagerar un poco; pero es que esta película me ha recordado la pasión que sienten los japoneses por los envoltorios de los regalos, que hace que casi sea más importante elegir con cuidado el exterior que el obsequio en sí. En los grandes almacenes de Tokio hay secciones enteras dedicadas al papel de regalo, los lazos, etc. A ver si va a resultar que Wong Kar-wai es japonés...