viernes, 14 de noviembre de 2008

La ciudad que creemos conocer

Cuando se publicó Estambul, del Premio Nobel de Literatura turco Orhan Pamuk, en 2005, los críticos buscaron todo tipo de etiquetas, como "falsas memorias de juventud" (es más que un libro de recuerdos, no encontramos solo al Pamuk niño o adolescente, hay mucho del adulto) o "falso libro de viajes" (Estambul es la ciudad en la que nació Pamuk y donde ha pasado la mayor parte de su vida). Se trata de un libro muy personal y difícil de clasificar; aunque yo tengo mis propias categorías. Para mí, es un libro de mesita (entendiéndose mesita de noche). Se ha pasado muchos meses ahí, como lectura de antes de dormir; mientras empezaba y acababa muchos otros libros. De hecho, se resiste a irse a la estantería y sigue ahí; a pesar de que hace bastantes semanas que (finalmente) lo acabé. Tanta demora en su lectura no es porque me resultase aburrido. Al contrario. Me ha parecido muy interesante en su condición de desnudo integral del escritor (menos de lo que parece a ratos, más de lo que cabría esperar) combinado con su visión no solo de una ciudad, sino de un país, un pueblo y una cultura.
Estambul es la ciudad que creemos conocer, porque muchos hemos estado allí y todos hemos visto fotos. Pero leyendo el libro de Pamuk, desearíamos haber estado allí en otra época, cuando Pamuk era un niño y la ciudad un punto de encuentro de culturas, de lo más cosmopolita, que aún conservaba su atractiva arquitectura, sus callejuelas... Como mínimo, de visitarla ahora, nos gustaría hacerlo teniendo a Pamuk como guía, para verla realmente, atravesando sus muros y los rostros de sus gentes. Porque el escritor no solo conoce muy bien y ama su ciudad, sino que tiene una especie de relación íntima con ella que demuestra cuántas horas le ha dedicado (paseando, leyendo, observando). Y, a pesar de esa intimidad, parece que necesite, de alguna manera, reconciliarse con ella y de paso, como todos, con su pasado. Extremadamente analítico, Pamuk parece no dejarse nada en el tintero, por banal que sea, sin pudor (una impresión, lógicamente, engañosa). Llama la atención una aparente contradicción; su amor por el Estambul más turco y su innegable afición a todo lo europeo. Aunque quizá nunca fue Estambul más europea que en la época en la que apenas contaba con un millón de habitantes (frente a los 14 ó 15 que pueda tener ahora). Al menos de espirítu, y por oposición a su aislamiento actual (por más turística que sea).
Orham Pamuk alcanzó su consagración definitiva con Me llamo Rojo (Benim Adım Kırmızı, 1998) una novela sorprendente y ambiciosa que combina la narración de misterio, la historia de amor y la reflexión filosófica, ambientada en otra Estambul, la del siglo XVI. Nunca me ha resultado especialmente sencillo leer a Pamuk, pero me pasa como con Saramago, que en esa dificultad radica la satisfacción posterior. De Pamuk he leído dos de sus tres libros más famosos, el citado Me llamo Rojo y Nieve (Kar, 2001), que me pareció muy poético. En mi extensa lista de lectura sin fin (encuentro constantemente libros que me gustaría leer) tengo desde hace años El libro negro (Kara Kitap, 1990), el tercero en discordia. Lo he tenido ya tantas veces en las manos que supongo que no tardará en caer.

Estambul está publicado en español por Mondadori (tapa dura) y Debolsillo (tapa blanda).
Más información sobre Orhan Pamuk
aquí (en inglés).

Para saber qué libros de Pamuk están en español y qué editorial los ha publicado, esta página puede ser útil. Nieve y Me llamo Rojo están publicados por Alfaguara.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Tengo que decir que: ¡PAMUK ES MUY DIFÍCIL! Y Estambul se quedó sin terminar. Pero de lo que recuerdo, más la descripción de la familia que la de la propia ciudad.

MidnightAllDay dijo...

Qué gritona, chica, sí que te debió parecer difícil ;)

Pues a mí se me ha quedado más lo de la ciudad que lo de la familia, mira tú por dónde.