sábado, 12 de julio de 2008

Souvenirs: 10 recuerdos de Estocolmo

No sabría decir qué me gustó más de Estocolmo; pero tengo un recuerdo que no es de un lugar concreto, sino de una sensación muy placentera. Una ciudad (un país) para visitar en verano, claramente, que es cuando hay un montón de horas de luz e incluso sol (aunque te puede caer un chaparrón todo el año). Nos dejamos el recorrido por el archipiélago (que promete, pero requería más días y no solo un puente) para otra vez.
Entre mis recuerdos (no necesariamente por este orden):
1. La cantidad de parques, jardines y árboles que había. Una tercera parte de la ciudad es zona verde y los suecos la aprovechan para hacer picnics, deporte... Quien como ellos.
2. La tranquilidad y la limpieza de una ciudad que cuida sus espacios con esmero. Los escaparates y las tiendas, muy nórdicas, puestas con muy buen gusto. Y se ve todo andando; en el centro no hay grandes distancias (aunque reconozco que nos pegamos unas pateadas buenas, pero fue en el ecoparque, que es enorme, y en Södermalm, que lo mismo).
3. La gente, decidida a disfrutar del verano (y de la ropa y las terrazas propias de la estación), aunque hiciera más frío que en invierno en Barcelona y tuvieran que taparse con una manta.
4. Millesgärden, un lugar íncreible que celebra su centenario. Un museo y jardines en la isla de Lidingö donde se expone la obra del escultor sueco Carl Milles, discípulo de Rodin (nos recordó nuestra visita al Museo Rodin de París, que nos gustó muchísimo también). Las esculturas tienen mucha fuerza. Y fue muy relajante comer en la terraza de la cafetería (nos debimos contagiar de los suecos, porque disfrutamos de ratos muy agradables en varias terrazas).
5. La plaza Stortorget de Gamla Stan (el casco antiguo), con sus edificios antiguos y sus cafés. Un sitio al que volvimos varias veces.
6. El mercado (Saluhall) de Östermalm, donde todo estaba tan limpio y colocadito (parecía de juguete). Todo tenía una pinta estupenda. Montones de patatas diferentes.
7. Estocolmo con sol. Nos hizo un día (de cuatro) radiante y lo disfrutamos muchísimo. Todo tenía otro color y la gente estaba feliz (es que encima era domingo).
8. Si las ciudades con ríos o lagos (o mar) suelen ser especiales, esta, que tiene de todo y está formada por catorces islas, pues más. Agua por doquier.
9. La sorpresa al entrar en el patio del Ayuntamiento (no te esperas un lugar así tras un exterior tan austero). Muchos de los edificios históricos están coronados por figurillas doradas en perfecto estado de revista (a pesar de lo inaccesibles).
10. La cantidad de museos que había, no siendo una ciudad demasiado grande. Cerraban muy pronto, en mi opinión, eso sí.

Foto de Millesgärden de cosecha propia, con tratamiento digital de Jaime Seuma. Más fotos de nuestro viaje a Estocolmo aquí.

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