El novelista afgano Atiq Rahimi (que obtuvo asilo político en Francia en la década de los ochenta) ha ganado el premio más prestigioso de las letras francesas antes de cumplir los cincuenta y con la primera obra que escribe en francés, Syngué sabour. Pierre de patience. Por lo que he leído, se trata de un nuevo ejemplo de la prosa poética con la que cautivó a los lectores de Tierra y cenizas. Ese es el único de sus tres libros en persa del que puedo hablar; un pequeño cofre lleno de sensibilidad, de dolor y de frases certeras como estas:
"La guerra y el sacrificio siguen la misma lógica. No hay explicación. Lo importante no es ni la causa ni el resultado, sino el acto en sí mismo."
En ese libro, Rahimi hablaba de la guerra con la Unión Soviética. Hoy es el mundo entero quien está en guerra con Afganistán; un país reducido a poco más que tierra y cenizas.
"La guerra y el sacrificio siguen la misma lógica. No hay explicación. Lo importante no es ni la causa ni el resultado, sino el acto en sí mismo."
En ese libro, Rahimi hablaba de la guerra con la Unión Soviética. Hoy es el mundo entero quien está en guerra con Afganistán; un país reducido a poco más que tierra y cenizas.
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