Bueno, ya hemos visto The Road (2009), dirigida por John Hillcoat (primera vez que vemos algo de este director de origen australiano, creo yo). Nos ha hecho gracia reencontrarnos con "viejos amigos" como Molly Parker (Deadwood), Guy Pearce (Memento) y, por supuesto, el Omar de The Wire (Michael K. Williams sin demacrar lo suficiente, en mi opinión). Otras caras conocidas son Robert Duvall (el anciano) y Charlize Theron, de la que no puedo sino añadir dos cosas. En primer lugar, recomiendo no acercarse mucho a esta mujer, porque siempre le pasan unos dramas que no veas. Y en segundo lugar, en esta película Charlize no hacía ninguna falta. Su personaje (que no tiene protagonismo en la novela, por lo visto) no aporta nada y hubiera sido mejor obviarlo (junto con los flashbacks, totalmente prescindibles también). Pero el protagonista indiscutible es Viggo Mortensen, que está que se sale, la verdad. Estupendamente caracterizado (tuvo que adelgazar una barbaridad para el rodaje), transmite todo el sufrimiento, la ternura, el miedo de su personaje.
No hace falta decir que la película es la adaptación de la famosa novela de 2006 de Cormac McCarthy, que en su momento ganó el Pulitzer, entre otros premios, y fue nombrada el libro de la década por The Times. El proceso de post-rodaje de la película fue bastante largo y complicado. Se habían rodado secuencias muy "a la americana" (explosiones espectaculares y esas cosas), así como un seguimiento televisivo del cataclismo que acaba con el mundo (sin explicar en la novela, por lo que yo sé). Esas partes menos fieles a la novela (se pueden ver algunas de esas imágenes en este tráiler inicial) acabaron eliminándose y el resultado parece que sí se corresponde en gran medida (incluso en frases de diálogo) con lo escrito por McCarthy. Algunos detalles tuvieron que modificarse, eso sí. En la novela una capa de ceniza oculta el sol y hace necesario que el padre y el hijo lleven máscaras de gas para poder respirar, algo poco cinematográfico. Y, sobre todo, no vas a contratar a Mortensen para taparle luego el rostro. Es más, a pesar del invierno nuclear ese, la criatura repite una hazaña, contra todo pronóstico, que sería muy del gusto de más de una espectadora si no fuera porque el hombre está en los huesos. Y hasta aquí puedo leer.
La película se rodó básicamente en Pensilvania, donde abundan las minas, las dunas y las zonas industriales abandonadas. Eso sí, a la que había una catástrofe (el Katrina, un incendio), para allá que se iba el equipo para aprovechar el "decorado". Aparte, rodaban en días con mal tiempo y se utilizaron retoques digitales para eliminar cualquier rastro de verdor. Todo ello da un resultado bastante convincente. La verdad es que entre la interpretación de Mortensen y la ambientación, yo salí acongojada; vaya sufrimiento. Te marchas para casa pensando "¿y yo qué haría en un caso así? ¿buscaría la salida más rápida o resistiría?".
Y, para acabar, un consejo bienintencionado: en caso de apocalipsis, no olvidar el material de oficina, que le puede salvar la vida a uno.
No hace falta decir que la película es la adaptación de la famosa novela de 2006 de Cormac McCarthy, que en su momento ganó el Pulitzer, entre otros premios, y fue nombrada el libro de la década por The Times. El proceso de post-rodaje de la película fue bastante largo y complicado. Se habían rodado secuencias muy "a la americana" (explosiones espectaculares y esas cosas), así como un seguimiento televisivo del cataclismo que acaba con el mundo (sin explicar en la novela, por lo que yo sé). Esas partes menos fieles a la novela (se pueden ver algunas de esas imágenes en este tráiler inicial) acabaron eliminándose y el resultado parece que sí se corresponde en gran medida (incluso en frases de diálogo) con lo escrito por McCarthy. Algunos detalles tuvieron que modificarse, eso sí. En la novela una capa de ceniza oculta el sol y hace necesario que el padre y el hijo lleven máscaras de gas para poder respirar, algo poco cinematográfico. Y, sobre todo, no vas a contratar a Mortensen para taparle luego el rostro. Es más, a pesar del invierno nuclear ese, la criatura repite una hazaña, contra todo pronóstico, que sería muy del gusto de más de una espectadora si no fuera porque el hombre está en los huesos. Y hasta aquí puedo leer.
La película se rodó básicamente en Pensilvania, donde abundan las minas, las dunas y las zonas industriales abandonadas. Eso sí, a la que había una catástrofe (el Katrina, un incendio), para allá que se iba el equipo para aprovechar el "decorado". Aparte, rodaban en días con mal tiempo y se utilizaron retoques digitales para eliminar cualquier rastro de verdor. Todo ello da un resultado bastante convincente. La verdad es que entre la interpretación de Mortensen y la ambientación, yo salí acongojada; vaya sufrimiento. Te marchas para casa pensando "¿y yo qué haría en un caso así? ¿buscaría la salida más rápida o resistiría?".
Y, para acabar, un consejo bienintencionado: en caso de apocalipsis, no olvidar el material de oficina, que le puede salvar la vida a uno.
Los Novelantes comentarán la novela The Road el próximo mes de junio.