Poco amigo de aglomeraciones, Haruki Murakami va de multitud en multitud desde que llegó a España. Y eso que ni él mismo se explica el éxito de su obra, más allá de que "a todo el mundo le gusta una buena historia". Murakami se parece a esos personajes masculinos suyos; personas corrientes a las que les pasan cosas extraordinarias. Él estaba tan tranquilo viendo un partido de béisbol hace treinta años, con su cervectia en ristre y, de repente, fue como si algo cayera del cielo: la idea de que él podía ser escritor. Y ni corto ni perezoso, se puso y hasta la fecha. Si le preguntan de dónde salió una novela en concreto, la explicación siempre es muy sencilla; nada de intentos de retratar un cosmos propio habitado por seres torturados en busca de una verdad inexistente (por poner un ejemplo). A él se le ocurre una escena y la escribe, años después le apetece seguir con ella y sale una novela (Sputnik, mi amor). O tiene un título genial (Kafka en la orilla) y se pone a escribir un libro al que le pegue. O a su mujer le parece largo un libro (Crónica del pájaro que da cuerda al mundo), le dice que le quite unos capítulos y, claro, no los va a tirar (y de ahí sale Al sur de la frontera, al oeste del sol).
Tan atípico como sus libros, parece que no le gusta hablar de su obra. Dice que "lógicamente" él no lee sus propios libros y como hace tiempo que escribió algunos de ellos, pues no se acuerda mucho. Buena excusa (encima es que suena la mar de convincente). Se define como un hombre tímido y optimista que necesita correr o nadar cada día (aunque no pasa nada si un día no escribe); alguien con una vida normal que tiene acceso a otros mundos. Unos mundos en los que no es necesario distinguir entre realidad y fantasía; unas historias que no le afectan porque "como es un escritor profesional, sabe cerrar la puerta y volver a su día a día". Un día a día para el que es imprescindible estar en forma, si no, no podría escribir; porque la escritura es una carrera de larga distancia. Una carrera que Murakami ha demostrado dominar con una prolífica obra de variados registros que supone una atracción irresistible para los lectores que han quedado atrapados en esos mundos "detrás de la puerta".
Muchos de sus lectores barceloneses se han dado cita para escucharle hoy en la biblioteca Jaume Fuster, desbordada por las circunstancias y sin aforo para tanto fan. Ante un público convencido de antemano, a Murakami no le hubiera hecho falta ni hablar para que quedáramos todos encantados. Como Watanabe, como Toru, cae bien desde el primer momento; con su aire de buen tipo, de persona tranquila sin complicaciones. Y pensar que en sus libros los gatos hablan... En fin, ya se va acercando el día de volver a leer todos sus libros. A ver si mientras tanto publican 1Q84, que además es larga (¡yupi!).
Otras entradas sobre Murakami en este blog aquí, aquí y aquí.
Muchos de sus lectores barceloneses se han dado cita para escucharle hoy en la biblioteca Jaume Fuster, desbordada por las circunstancias y sin aforo para tanto fan. Ante un público convencido de antemano, a Murakami no le hubiera hecho falta ni hablar para que quedáramos todos encantados. Como Watanabe, como Toru, cae bien desde el primer momento; con su aire de buen tipo, de persona tranquila sin complicaciones. Y pensar que en sus libros los gatos hablan... En fin, ya se va acercando el día de volver a leer todos sus libros. A ver si mientras tanto publican 1Q84, que además es larga (¡yupi!).
Otras entradas sobre Murakami en este blog aquí, aquí y aquí.
6 comentarios:
¡Es el número 1! Indiscutible, vaya; de tener que escoger 3 autores me meterían en un brete: ¿a quienes iba a elegir yo para los otros 2 puestos?
Las buenas noticias son que todavía tengo un libro suyo sin leer, y que me empieza a apetecer bastante releer todos sus libros.
Arrumakis rulez :-)
Firmado: Club de Fans de Murakami. :)
Ya sabéis que Murakami... pero me hubiera molado verlo, estuvo bien la de Kureishi, ¿verdad? ¿Colgarás un comentario?
¡Te debo paxta! Me siento mal. Ay. Pero estoy contenta de haberme pillado el libro con tu financiación :) ¡Muchas gracias! De repente, al verlo ahí tan de cerca, firmando libros sin nadie esperando, y tan paisanuco, a pesar de haber sido tan borde con Mendoza (que mira que nos reímos con él, qué salao es), me dieron muchas ganas de leerlo. Sigo con "Las catilinarias", pero espero acabarlo hoy así que me lo llevaré a Bolonia con la Segunda Parte, por si me hartan Bloomkvist y la otra.
Qué tal fue cuando me marché, seguisteis hablando mucho rato? Kisses :)
Estuvieron muy bien las dos, la de Murakami y la de Kureishi (yes, la entrada está pendiente, estoy trabajando en finde de nuevo). Muy diferentes ellos, eso sí. Kureishi estuvo la mar de borde con el pobre Eduardo Mendoza, que sí, es muy "salao". Me supo mal no haber llevado un libro suyo para pedirle una firmita y tener la excusa para decirle que me he leído todos sus libros. Pero, desde luego, Kureishi con los lectores era otra cosa ¿eh? Llegué a casa emocionada como una adolescente, con las sonrisas que me dedicó. Qué tonta.
¡Ah! Mientras sea pá estos vicios, tranqui, que la casa fía; no te sientas mal. ;)
Nos quedamos un rato comentando tb la de Murakami. Estaba todo el mundo alucinado del tirón popular.
¿No quieres que te deje "Kafka en la orilla", a ver qué tal? Deberías darle una segunda oportunidad a Murakami, Caro.
Ahora que lo pienso, tú tb debes estar currando ¿no, Caro? Que lo pases muy bien por Bolonia (y que el viaje sea fructífero, claro).
Publicar un comentario