
Como parece tener por costumbre, Boyd ha hecho los deberes y se ha documentado de maravilla. La historia de Alfred de Marigny, que sucede mientras el duque de Windsor (a quien también conoce Mountstuart, por supuesto) es gobernador de Bahamas es totalmente verídica. También es real el personaje de John Godfrey, el director de Inteligencia Naval de la Royal Navy que fichó a Ian Fleming (también sale, claro) antes de que fuera un escritor famoso. Queda patente que, como él mismo ha comentado, mientras investigaba para esta novela le interesaron temas que más tarde desarrollaría también en Restless (como las noticias falsas anti-nazis, la Baader-Meinhof...). Algunas de las historias están mejor resueltas que otras, eso sí. Concretamente, la de las correrías por una Nigeria en guerra es mucho estirar, para mi gusto. Y lo de Londres y los terroristas con Logan ya anciano es simplemente disparatado. A pesar de todo, de los tres libros suyos que me he leído, este es el que más me ha llenado; el más conseguido.
Y lo prometido es deuda, volvamos a Nat Tate (que tiene miga la cosa); un personaje inventado en 1998, cuando Boyd publicó Nat Tate: An American Artist 1928-1960, una obra que presentaba como reales los cuadros y la biografía de un pintor expresionista abstracto del Nueva York de los años 50, de vida trágica. De hecho, Boyd bautizó al supuesto pintor a partir del nombre de las dos pinacotecas británicas más famosas: la Nat-ional Gallery y la Tate Gallery. En Any Human Heart no solo aparece Nat Tate como un personaje más junto con pintores famosos (y reales), sino que hay también una nota al pie de página que nos remite a la obra de referencia sobre el artista. En lo que fue sin duda una jugarreta "orsonwellesiana", se publicó el libro como si no fuera una obra de ficción y varios destacados críticos de arte cayeron en la trampa. En la fiesta con motivo del lanzamiento de la obra, mientras el cantante David Bowie (que estaba en el ajo) leía fragmentos de la biografía, varias personas del mundo del arte recordaban haber conocido en vida a Nat Tate. Como era de esperar, hubo bastante gente a la que no le hizo ninguna gracia cuando se descubrió el pastel.
Las aventuras de un hombre cualquiera (permítanme que me carcajee, no era esto lo que se quería decir con el título, que se refiere a un ser humano como los demás, justamente no puede decirse que Mountstuart sea un hombre cualquiera, por dios) está publicada en Alfaguara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario