Está claro que los hermanos Coen (ese interesante 2x1) son el producto de una infancia / adolescencia en los años sesenta, en el seno de una comunidad judía de Minnesota, con sus rabinos y demás (aunque también con Jefferson Airplane y otras sustancias). Y por si había alguien que lo dudase, pues han escrito, producido y dirigido A Serious Man (2009), ambientada en 1967, supuestamente una comedia de humor negro. Fallida, en mi opinión. Se supone que intenta explorar las cuestiones de la fe (judaica), la vida familiar... pero acaba siendo algo más cercano a un cuchicheo entre hermanos ("¿te acuerdas de la señora tal, del rabino cual?").
De entrada, nos endilgan una introducción que no veo yo que pinte mucho; no le veo la relación. Ya sé que va de religión, pero, aún así, me parece un poco gratuito poner a esa gente a hablar yiddish; de hecho, he leído que el propio Joel Coen reconoce que no tiene nada que ver con lo que sigue. Y lo que sigue son las desventuras de un hombre serio, de un padre de familia que solo desea una vida normal, de manual (trabajo, familia, valores...). Cuando surgen las cuitas que le impiden seguir viviendo por pura inercia, sin cuestionarse nada, e intenta encontrar consuelo, consejo y orientación en su fe, se encuentra con unos rabinos muy poco resolutivos. Uno de ellos, una especie de rabino en prácticas, es el Howard Wolowitz de la fantástica serie The Big Bang Theory. Este actor, Simon Helberg, es uno de los pocos actores que reconocemos en un elenco con caras poco conocidas. Por lo visto, la mayoría de actores son de Minneapolis y se les escogió con ese criterio. Y, supongo, por su origen judío, a la vista de sus apellidos. Desde luego, las interpretaciones son muy sólidas; eso es innegable. La crítica ha destacado mucho la de Michael Stuhlberg, supongo que por ser el protagonista o porque es un rostro conocido de Broadway (y eso siempre viste mucho); pero, aunque está bien en su papel, tampoco es tan difícil poner cara de desconcierto y frustración. Resultó una sorpresa encontrarse a un envejecido Adam Arkin (Adam en "Doctor en Alaska", el cocinero loco) como abogado (sin melenas ni mugre, costó recordar de qué le conocía). Parece ser que es un actor muy popular que ha intervenido en múltiples películas y series, además de en obras de teatro.
Lo dicho, los Coen me parecen unos tipos sofisticados, inteligentes, con gran sentido del humor, pero que igual deberían hacer menos películas. Mi teoría es que hacen muchas y algunas se las curran poco. No sé si tienen vicios que pagarse o es que los espectadores somos muy exigentes y queremos siempre que estén inspiradísimos, pero es que hay unos desniveles de unas pelis a otras, que para matarse, vamos. Y creo que lo puedo decir con conocimiento de causa, porque he visto todas sus pelis y soy gran fan de varias, concretamente de Barton Fink, Fargo, The Big Lebowsky, O'Brother Where Are Thou? y The Ladykillers. Otras me parecen para pasar el rato sin más, como Raising Arizona e Intolerable Cruelty. Con alguna me ha pasado que no estaba mal, pero yo esperaba más (siempre espero más de ese par) como No Country for Old Men y hubo una que me pareció un desastre Burn After Reading. Aunque he de decir que de algunas no me acuerdo para nada (habrá que verlas de nuevo), como Blood simple, Miller's Crossing, The hudsucker proxy y The Man Who Wasn't There.
Pienso que a veces los directores ruedan películas para sí mismos y cuando esas películas conectan con el público resultan una muestra de cine personal. Pero en este caso parece como si la hubieran rodado para pasarlo bien ellos (así lo han confesado, además) y los demás no le veamos tanto la gracia. Una especie de broma privada, vaya. En mi opinión, falta elaboración. Tengo la teoría de que esta buena gente se toma vacaciones de vez en cuando, porque no pueden estar siempre rodando películas redondas, y su forma de relajarse es esta.
De entrada, nos endilgan una introducción que no veo yo que pinte mucho; no le veo la relación. Ya sé que va de religión, pero, aún así, me parece un poco gratuito poner a esa gente a hablar yiddish; de hecho, he leído que el propio Joel Coen reconoce que no tiene nada que ver con lo que sigue. Y lo que sigue son las desventuras de un hombre serio, de un padre de familia que solo desea una vida normal, de manual (trabajo, familia, valores...). Cuando surgen las cuitas que le impiden seguir viviendo por pura inercia, sin cuestionarse nada, e intenta encontrar consuelo, consejo y orientación en su fe, se encuentra con unos rabinos muy poco resolutivos. Uno de ellos, una especie de rabino en prácticas, es el Howard Wolowitz de la fantástica serie The Big Bang Theory. Este actor, Simon Helberg, es uno de los pocos actores que reconocemos en un elenco con caras poco conocidas. Por lo visto, la mayoría de actores son de Minneapolis y se les escogió con ese criterio. Y, supongo, por su origen judío, a la vista de sus apellidos. Desde luego, las interpretaciones son muy sólidas; eso es innegable. La crítica ha destacado mucho la de Michael Stuhlberg, supongo que por ser el protagonista o porque es un rostro conocido de Broadway (y eso siempre viste mucho); pero, aunque está bien en su papel, tampoco es tan difícil poner cara de desconcierto y frustración. Resultó una sorpresa encontrarse a un envejecido Adam Arkin (Adam en "Doctor en Alaska", el cocinero loco) como abogado (sin melenas ni mugre, costó recordar de qué le conocía). Parece ser que es un actor muy popular que ha intervenido en múltiples películas y series, además de en obras de teatro.
Lo dicho, los Coen me parecen unos tipos sofisticados, inteligentes, con gran sentido del humor, pero que igual deberían hacer menos películas. Mi teoría es que hacen muchas y algunas se las curran poco. No sé si tienen vicios que pagarse o es que los espectadores somos muy exigentes y queremos siempre que estén inspiradísimos, pero es que hay unos desniveles de unas pelis a otras, que para matarse, vamos. Y creo que lo puedo decir con conocimiento de causa, porque he visto todas sus pelis y soy gran fan de varias, concretamente de Barton Fink, Fargo, The Big Lebowsky, O'Brother Where Are Thou? y The Ladykillers. Otras me parecen para pasar el rato sin más, como Raising Arizona e Intolerable Cruelty. Con alguna me ha pasado que no estaba mal, pero yo esperaba más (siempre espero más de ese par) como No Country for Old Men y hubo una que me pareció un desastre Burn After Reading. Aunque he de decir que de algunas no me acuerdo para nada (habrá que verlas de nuevo), como Blood simple, Miller's Crossing, The hudsucker proxy y The Man Who Wasn't There.
Pienso que a veces los directores ruedan películas para sí mismos y cuando esas películas conectan con el público resultan una muestra de cine personal. Pero en este caso parece como si la hubieran rodado para pasarlo bien ellos (así lo han confesado, además) y los demás no le veamos tanto la gracia. Una especie de broma privada, vaya. En mi opinión, falta elaboración. Tengo la teoría de que esta buena gente se toma vacaciones de vez en cuando, porque no pueden estar siempre rodando películas redondas, y su forma de relajarse es esta.
4 comentarios:
¡Howard Wolowitz! Nosotros no la hemos visto y tu crítica no me ha animao, pero me encantaría ver su intervención como rabino en prácticas, jajaja
No te encuentro un tráiler donde salga Howard, lástima, porque nos hizo gracia (de lo que más, pero pq era Howard, no pq fuera muy gracioso, la verdad). El hombre tiene un físico que lo encasilla un tanto. ;)
Wolowitz, sin duda de lo mejorcito de la película. Creo que nos hubiera hecho gracia aunque no lo conociéramos de TBBT.
Aparte de eso, la película se queda en un intento de ironizar sobre la cultura y la religión judía en los States. El tema debería dar mucho juego (me imagino) y, desde el punto de vista de dos tipos apellidados Cohen, debería dar credibilidad y carta blanca.
Sin embargo, se queda a medias. Es una película entretenida, con sus toques excéntricos (por supuesto) pero no acaba de cuajar.
A mí me hizo gracia pq era Howard, Jaims, que quieres que te diga... :)
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