lunes, 9 de agosto de 2010

Nórdicos de verano

A falta de aire acondicionado, se puede recurrir a esos escritores que "vinieron del frío", como tan machaconamente los publicitan las editoriales españolas. Por más que sé de alguien a quien todos los suecos le parecen iguales, no puede compararse a Henning Mankell con Stieg Larsson. Un poco de respeto por un escritor conocido mucho antes y que escribe bastantes menos disparates (frito debe estar el hombre desde el "boom Larsson", en una de estas se cambia la nacionalidad). Un buen ejemplo es La quinta mujer (Den femte kvinnan, 1996). Que 481 páginas sepan a poco tiene su mérito. Como lo tiene también la combinación de crítica social y trama policíaca con unas minuciosas descripciones de la climatología sueca, tan desapacible; con su viento, la lluvia, el frío y la niebla... Lo bueno de leer novelas ambientadas en países que no conoces (solo he estado en Estocolmo, aunque me encantaría visitar el resto del país) es que puedes viajar un poquillo, enterándote de las diferencias entre regiones (según si nieva o no, rasgo fundamental donde los haya que hace que necesites neumáticos de invierno para el coche o no) e imaginándote cómo debe ser vivir en un lugar así (lo dicho, es que casi se pasa frío).
Se ha escrito mucho sobre el contenido social de la novela policíaca nórdica y hay críticos que apuntan a que es en este formato donde podemos encontrar la crítica más auténtica de unas sociedades consideradas de bienestar desde fuera, pero con ciudadanos tremendamente críticos y preocupados por los cambios (a peor, se entiende) que sufre su país. Suecia estará muy mal, no lo dudo, pero que se vengan a ver cómo tenemos el patio por aquí, que van a alucinar... Un aspecto que realmente llama la atención es la cantidad de maltratadores de mujeres que parece haber en Suecia. Este es uno de los elementos principales de la trama de La quinta mujer; novela protagonizada por una especie de Lisbeth Salander con ganas de vengarse de los hombres que no aman a las mujeres (que las detestan, más bien). Ante la impunidad que parece abundar en estos casos, una mujer se toma la justicia por su mano (en consonancia con la formación de milicias ciudadanas que pretenden solucionar la inoperancia policial). Descubrimos los detalles de todo ello paso a paso y de la mano del inspector Kurt Wallander, a quien "conocí" hace unos meses en una novela anterior; Los perros de Riga (Hundarna i Riga, 1992), muy entretenida también, pero que me gustó menos porque la encontré más "fantasiosa" (he descubierto que me gustan las novelas policíacas cuanto más realistas mejor). Hablando de Wallander, me encantaría ver la serie de la BBC con mi admirado Kenneth Brannagh interpretando al famoso inspector sueco.
Lo dicho, he estado la mar de entretenida con esta novela, y eso que al empezar, en Argelia, me temí que este Mankell me volviera a liar con algo de tipo El chino, que tan poco me gustó. Definitivamente, creo que el Mankell que más me interesa es el de la serie Wallander. Aunque incluso aquí se le va un poco la mano a veces. ¿Era necesario que a Anna Ander la mataran unos integristas argelinos, con lo que había sufrido ya la mujer? Este hombre parece que no puede quedarse quieto en Suecia, mira que le gusta viajar. Entiendo que era necesario para la trama que Anna Ander muriera por culpa de un hombre, pero ¿no podía haber sido a causa de los maltratos sufridos, o a manos de otro maltratador? Y qué flojos los polis suecos esos de Ystad, ¿no? que el asesinato del florista les parece de lo peor que han visto. Pocas pelis americanas en su haber, vamos. La trama está más tensa y resulta más interesante en la primera mitad que en la segunda, donde incluso puede detectarse algún fallo de poca relevancia. Y hablando de fallos ¿no hay correctores en Tusquets? Seguramente la puntuación en sueco es diferente de la española (con el alemán pasa); pero para eso tiene que haber un corrector, para corregir esas comas mal puestas que se le han pasado (comprensiblemente) al traductor, pero que llaman la atención al lector, para poner "robo" (y no "atraco") cada vez que se habla de la floristería, para reformular alguna frase que suena peculiar y que tiene fácil solución...
Y con el "boom nórdico" este pasa lo que sucede con todo "boom editorial" que se precie, que hay que publicar autores nórdicos escriban lo que escriban y meterlos a todos en el mismo saco como operación comercial. Como consecuencia positiva, se está publicando a muchos autores totalmente desconocidos por aquí que parecen muy interesantes y a los que habría que echarles un ojo. Pero también tenemos a escritoras de segunda que alcanzan mucha fama (y venden mucho) con libros que son entretenidos como mucho. Entre ellas, Camilla Läckberg, por más premios que gane y por más populares que sean sus libros (creo que lleva siete con los mismos protagonistas y el mismo escenario) en Suecia y en otros países. Que parece imposible que un lugar tan pequeño como Fjällbacka (localidad costera en la que nació la propia autora) dé para tanto crimen y , sin embargo, fíjate... He leído, en la traducción al inglés, el primero, Isprinsessian (La Princesa de Hielo, 2002), en el que se forma el ya famoso tándem entre el policía Patrik Hedströn y la escritora Erica Falck. Todo lo que rodea a este personaje, Erica, tiene un cierto tufillo "Bridget Jones" que no me convence nada. Por no hablar de una trama plagada de casualidades y la frivolidad y desapego con que se trata el tema de los malos tratos. Como en otras novelas policíacas nórdicas, los crímenes del presente se acaban enlazando siempre con el pasado, y el escenario y la climatología (aquí nieva que no veas) tienen un gran protagonismo. Pero ni por esas, a esta la veo muy floja y no me quedan ganas de seguir explorando su bibliografía.

La princesa de hielo está publicada en español, en edición de bolsillo, por Maeva.

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