En una de esas noches de fin de año que acabamos pasando en los sitios más pintorescos (de hecho, creo que fue la más curiosa, allá por el fin del mundo), estábamos en Ushuaia (Argentina) y conocimos a una familia noruega. Nos llamó mucho la atención lo que nos contaron de su modo de vida, en una granja, con el vecino más cercano no me acuerdo a qué distancia (mayor que un rellano, eso seguro). Y, sobre todo, que gente que vivía entre bosques todo el año buscara la inmensidad patagónica en sus vacaciones. Desde entonces siempre he pensado que me gustaría visitar Noruega; aunque no tanto por Oslo, por los fiordos, como por los bosques.
Ahora mismo estoy en Barcelona, haciendo una pausa en mis vacaciones (a ver si me van a sentar mal después de tanto currar); pero he pasado un par de días muy "frescos" en Noruega, aunque fuera gracias a la lectura de una novela y sin avión (soy muy agradecida para esto de los viajes mentales). Salir a robar caballos (Ut å stjæle hester), de Per Petterson, me llamó desde el mostrador de novedades de mi librería favorita. Empecé a leer con la lógica incertidumbre de quien "cata" un autor por primera vez y en seguida me sedujo "a la japonesa"; sin saber muy bien por qué, deseaba volver cada noche a los bosques de la niñez y los últimos años del protagonista. Creo que eso es lo que más me ha gustado de la novela; la recreación de los escenarios, el protagonismo que tiene la naturaleza.
Con una prosa austera y una honestidad que quizá sea la que nos acaba ganando para la causa, se nos narra una historia que no es tan importante (si hemos leído la contraportada nos la sabemos ya) como los lugares en los que transcurre. Versionando la clásica novela de aprendizaje (el "Bildungsroman" que estudiábamos en la facultad) y el no menos clásico recurso del "prota" de edad que recuerda su "suddenly, last summer", Petterson nos ofrece una narración a dos tiempos en la que introduce ciertos elementos que parecen aspirar a conseguir una simetría perfecta (los gemelos, la contraseña... y hasta aquí puedo leer). Con todo ello ha cosechado un éxito considerable entre la crítica anglosajona, que le permitió ganar el premio de ficción extranjera del periódico "The Independent" en 2006 (por el que competía nada más y nada menos que con Coetzee, Rushdie y Cormac McCarthy) y el premio IMPAC (en 2007), uno de los de mayor dotación del ámbito literario internacional.
Ahora mismo estoy en Barcelona, haciendo una pausa en mis vacaciones (a ver si me van a sentar mal después de tanto currar); pero he pasado un par de días muy "frescos" en Noruega, aunque fuera gracias a la lectura de una novela y sin avión (soy muy agradecida para esto de los viajes mentales). Salir a robar caballos (Ut å stjæle hester), de Per Petterson, me llamó desde el mostrador de novedades de mi librería favorita. Empecé a leer con la lógica incertidumbre de quien "cata" un autor por primera vez y en seguida me sedujo "a la japonesa"; sin saber muy bien por qué, deseaba volver cada noche a los bosques de la niñez y los últimos años del protagonista. Creo que eso es lo que más me ha gustado de la novela; la recreación de los escenarios, el protagonismo que tiene la naturaleza.
Con una prosa austera y una honestidad que quizá sea la que nos acaba ganando para la causa, se nos narra una historia que no es tan importante (si hemos leído la contraportada nos la sabemos ya) como los lugares en los que transcurre. Versionando la clásica novela de aprendizaje (el "Bildungsroman" que estudiábamos en la facultad) y el no menos clásico recurso del "prota" de edad que recuerda su "suddenly, last summer", Petterson nos ofrece una narración a dos tiempos en la que introduce ciertos elementos que parecen aspirar a conseguir una simetría perfecta (los gemelos, la contraseña... y hasta aquí puedo leer). Con todo ello ha cosechado un éxito considerable entre la crítica anglosajona, que le permitió ganar el premio de ficción extranjera del periódico "The Independent" en 2006 (por el que competía nada más y nada menos que con Coetzee, Rushdie y Cormac McCarthy) y el premio IMPAC (en 2007), uno de los de mayor dotación del ámbito literario internacional.
Esta novela está publicada en español por Bruguera.
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