
Desconozco qué tal se lee en sueco, pero la muy elogiada traducción al inglés no está nada mal escrita; aunque carezca de filigranas estilísticas. Se trata de una historia narrada de forma eficaz, que mantiene (muy) interesado al lector durante al menos tres cuartas partes y que se diluye en un final un tanto excesivo, con una Lisbeth Salander convertida en poco más que una delincuente de talla internacional con asombrosas capacidades lingüísticas. Dicho lo cual, le puedo poner otros peros (cómo no). Las violaciones de Lisbeth chirrían un poco, parecen ideadas para justificar que a la muchacha le cabreen tanto los "hombres que no aman a las mujeres" (es decir, los maltratadores, violadores, asesinos...). Aunque bien es cierto que a Armansky le parece la víctima perfecta (claramente no lo es). Pero que quede impune su jugarreta al abogado que la viola... no sé, no lo acabo de ver. Aparte de que la "jugarreta" en cuestión también es un poco fantasiosa. Sigamos; si el periodista metido a detective se las va a llevar a todas de calle, debería resultar más atractivo, estar más desarrollada esa parte de su encanto; si no, parece una convención (el héroe con el que todas sueñan).
En cualquier caso; una grata sorpresa y un entretenimiento inteligente y con ideología. Más allá de las críticas a especuladores y compañía; también llama la atención el asesino que no mata por complejos procesos psicológicos y por el pasado que le tortura (que también), sino, simple y llanamente, porque puede, porque es fácil. Habrá que leer la segunda a ver si la cosa no decae. Además, Suecia me atrae bastante y es divertido reconocer nombres de calles y lugares de Estocolmo (una ciudad a la que no me importaría volver).
El club de lectura Novelantes se reúne hoy para hablar (entre otras cosas) sobre la primera novela de Stieg Larsson.
Áncora y Delfín ha publicado en español las dos primeras entregas de la trilogía Millenium.
No hay comentarios:
Publicar un comentario