Este fin de semana bajan la persiana en el Retiro. A ver si conseguimos darnos un paseíllo por ahí el domingo, que estaremos en Madrid.
Como resumen, un apunte irónico. Ante el boom de la literatura nórdica (para ser exactos, de la novela negra nórdica, que ha arrasado en esta edición de la feria, ver artículo de El País de hoy), y para que conste que no solo Suecia tiene un Larsson en su censo, los países vecinos han decidido presumir de tener "sus crímenes y suspense". Eso es lo que pone en la página web de la embajada de Noruega en España. Tengo pendiente leer a algunos de esos autores, sobre todo al matrimonio sueco Maj Sjöwall y Per Wahlöö (supuestos precursores del género y quienes le habrían otorgado su toque realista y social) y al islandés Arnaldur Indridason, además de a Henning Mankell (que es una asignatura pendiente desde hace años y al que se le publicaba y leía en España mucho antes del boom); pero por lo que sé (y por las dos novelas de Larsson que llevo engullidas), los países nórdicos no quedan tan bien parados como para utilizar esas obras en campañas de turismo.
Los ciudadanos del sur de Europa, tan abochornados actualmente por el ladrillo y la corrupción de la clase política española, por el éxito en las urnas de Berlusconi, tan acomplejados en el pasado por lo poco europeo que resultaba el botijo, siempre hemos mirado hacia el Norte con admiración, envidiando sus políticas progresistas, sus bajas de maternidad, sus avances sociales... Y ahora resulta que no es oro todo lo que reluce. Y no solo eso, sino que encima van y están orgullosos de sus sombras. Lo que hay que ver. En cualquier caso, mantengo mi opinión (expresada en la tertulia de Novelantes sobre la primera novela de Stieg Larsson) de que la crítica social que contiene este tipo de novelas responde más a una sociedad nada auto-complaciente y muy reivindicativa que a una realidad social realmente preocupante. Me temo que seguimos a años luz de estos nórdicos (y para muestra, los resultados electorales del 7-J en Valencia).
Como resumen, un apunte irónico. Ante el boom de la literatura nórdica (para ser exactos, de la novela negra nórdica, que ha arrasado en esta edición de la feria, ver artículo de El País de hoy), y para que conste que no solo Suecia tiene un Larsson en su censo, los países vecinos han decidido presumir de tener "sus crímenes y suspense". Eso es lo que pone en la página web de la embajada de Noruega en España. Tengo pendiente leer a algunos de esos autores, sobre todo al matrimonio sueco Maj Sjöwall y Per Wahlöö (supuestos precursores del género y quienes le habrían otorgado su toque realista y social) y al islandés Arnaldur Indridason, además de a Henning Mankell (que es una asignatura pendiente desde hace años y al que se le publicaba y leía en España mucho antes del boom); pero por lo que sé (y por las dos novelas de Larsson que llevo engullidas), los países nórdicos no quedan tan bien parados como para utilizar esas obras en campañas de turismo.
Los ciudadanos del sur de Europa, tan abochornados actualmente por el ladrillo y la corrupción de la clase política española, por el éxito en las urnas de Berlusconi, tan acomplejados en el pasado por lo poco europeo que resultaba el botijo, siempre hemos mirado hacia el Norte con admiración, envidiando sus políticas progresistas, sus bajas de maternidad, sus avances sociales... Y ahora resulta que no es oro todo lo que reluce. Y no solo eso, sino que encima van y están orgullosos de sus sombras. Lo que hay que ver. En cualquier caso, mantengo mi opinión (expresada en la tertulia de Novelantes sobre la primera novela de Stieg Larsson) de que la crítica social que contiene este tipo de novelas responde más a una sociedad nada auto-complaciente y muy reivindicativa que a una realidad social realmente preocupante. Me temo que seguimos a años luz de estos nórdicos (y para muestra, los resultados electorales del 7-J en Valencia).
1 comentario:
Pues si, estuvimos en Madrid... pero no, no hubo la oportunidad de pasarse por el Retiro.
La verdad es que no sabía que tuvieran también los vecinos de Stieg su oferta en cuanto a novela negra. Puede resultar interesante pero... espero que no sea más de lo mismo.
Como ya hemos discutido con los novelantes (que no carolantes :p ), por más que consigan enganchar al lector, las novelas de Larsson tienen un cierto regustillo a 'fórmula para el éxito' que a mi, personalmente, me hizo desistir de leer la segunda parte. ¡Y sé que me hubiera enganchado!¡Y admito que me gustó la primera parte!
Aparte de esto, estoy de acuerdo con la autora del blog en cuanto a los años luz de distancia, y la actitud reivindicativa de que hacen gala.
Y, aunque no existen las utopías... 'sigo mirando al norte con admiración!
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