viernes, 8 de enero de 2010

En el tintero (II)

Bueno, pues con un poco de "jet lag" por primera vez en la vida (qué mala es la edad, no me cansaré de decirlo), ya hemos regresado de Japón. A la espera de la selección de fotos del viaje y su entrada correspondiente, voy a seguir vaciando el tintero. Empezaré por un trío de novelas japonesas (por pura coherencia geográfica, vaya). He de decir que salgo a mi madre, a quien no le gustaban las pelis bélicas porque no había personajes femeninos. Pues a mí nunca me han emocionado las novelas de guerra tampoco (hombre, si es el trasfondo aún, pero las que transcurren en el frente no me entusiasman). Sin embargo, Hogueras en la llanura (Nobi, 1957), de Shohei Ooka, va más allá; con la particularidad de que ni siquiera se trata de una obra estrictamente pacifista (aunque pueda tener ese efecto sobre el lector). Lo curioso es que no se pretende mostrar el horror de una guerra en el sentido de lo que el hombre le hace al hombre. Aquí se trata de lo que la guerra le hace al hombre, de cómo le destruye. Y ese es su gran mérito (por no hablar de la crítica al ejército, algo insólito en un japonés de su época); aunque no el único, porque no en vano estamos hablando de uno de los grandes escritores japoneses del siglo XX. Ooka, traductor de Stendhal, acabó pasando por unas experiencias muy similares a las que narra; por fortuna pudo rehacer su vida y la dedicó a la literatura. Esta novela, premio Yomiuri, fue llevada al cine en 1959 por Kon Ichikawa. Otra de sus obras, La dama de Mushasino, se transformó en película de mano de Mizoguchi Kenji. Por cierto, los señores de Libros del asteroide revientan (como parecen tener por costumbre) la trama en el prólogo; qué afición más tonta.
Y seguimos con otro gran escritor japonés; quizás el más popular en su país después de Natsume Soseki.
La llave (Kagi, 1956) es la primera novela que leo de Jun'ichiro Tanizaki (y mira que justamente se trata de un autor ampliamente traducido al castellano y el inglés). Escrita en forma de diario, alterna las entradas de un matrimonio demostrando que nadie es como parece y que cualquier persona es capaz de grandes perversidades si tiene el sustento garantizado y tiempo para maquinar maldades. El profesor acabará cayendo en una trampa a su medida y el final nos dejará de piedra. Y hasta aquí puedo leer. Qué familia, dios mío (ya digo yo que no hay una buena). Por cierto, que cuesta imaginarse que un libro así se publicara en los años 50; qué avanzados estos japoneses, oyes. Aparte de su indiscutible valor literario, aporta gran cantidad de información sobre la cultura y la sociedad japonesa que tanto nos fascina a algunos. Como hace también Kitchen, que supuso el debut de Banana Yoshimoto en 1987. Con mi falta habitual de memoria, creo que esta ha sido una relectura; pero, claro, veinte años después, quién se acuerda. Como no lo vi por casa, pues lo leí otra vez poco antes de ir a Japón las últimas navidades. Estando allí recordaba detalles del libro. Me he sumergido tanto en el último año en la literatura japonesa que luego estando de viaje por allí, no paraban de venirme a la cabeza personajes, historias, anécdotas con las que intentaba ilustrar a mi compañero de viaje (un obseso de la fotografía que no me escuchaba la mitad de las veces). La verdad es que después de leer Amrita, Kitchen parece lo que es, una primera novela; con mucho mérito, eso sí, pero muy autobiográfica. Tengo pendiente leer alguna novela más de las recientes; pero, resumiendo, como dice la Novelante Superiora (que también leyó esta novela antes de las fiestas): mucha soledad y mucha muerte. Y comida y bebida también, añado yo.
Hablando de Novelantes, el próximo martes se reúnen para comentar la última novela de mi adorado Salman Rushdie. Como es evidente, la "Novelante más fanática de Rushdie" a la que mencionan en su blog soy yo misma. No sé si me definiría como fanática; yo me considero, lógicamente, bastante objetiva. Por ejemplo, me ha llevado años animarme a leer The Ground Beneath Her Feet (2000), y eso que lo tenía en casa y todo. Pero me parecía que con esta adaptación del mito de Orfeo (aquí una mezcla de Lennon y Presley) y Eurídice a Rushdie se le había ido la mano. Lo había empezado más de una vez, hasta que después del verano (fanática que es una), me decidí a intentarlo de nuevo con más brío. Qué festival de referencias de todo tipo de procedencia cultural (no solo aparecen los griegos, sino la historia del rock, el multiculturalismo...); este hombre tiene una cabeza prodigiosa. Y demasiada facilidad para escribir. Quizá hubiera sido sensato aplicar un poco más de contención narrativa; pero, claro, sería otra novela. Esta es desbordante y exhuberante como pocas. Un experimento fallido en manos de (casi) cualquier otro autor que Rushdie (que voy a decir yo, con el sobrenombre que me han endilgado) consigue llevar, a pesar de todo, a buen puerto. Aviso para Novelantes: La encantadora de Florencia resulta una obra mucho más redonda, con un estilo más "clásico", si ese es un adjetivo que pueda utlizarse con un escritor como Rushdie. Como curiosidad, siempre que me viene a la cabeza este título de Rushdie (me refiero ahora a The Ground Beneath Her Feet) se acompaña de fondo de la canción de U2 del mismo nombre, cuya letra aparece en la propia novela (de ahí surgió el interés de Bono por ponerle música). Por lo visto, Rushdie quedó encantado con el resultado (que es muy U2 a pesar de todo) y apareció en el vídeo de la canción (qué le gusta una cámara a este hombre). Para rizar más el rizo, la canción forma parte de la banda sonora de The Million Dollar Hotel (película bastante peculiar pero con sus momentos) del año 2000, dirigida por Wim Wenders. Vamos, un lío de referencias culturales muy del gusto de Rushdie.

Bueno, pues otro día más, que tengo aún el equipaje sin deshacer. Felices viajes y buenas lecturas.

La llave está publicada por El Aleph (castellano) y Edicions 62 (catalán).
Kitchen está publicada en castellano por Tusquets.
El suelo bajo sus pies está publicado por Debolsillo (castellano) y Destino (catalán).

2 comentarios:

Jaims dijo...

Caray, se me acumula el trabajo.
De todas las novelas de autores japoneses que he leído, creo que me han gustado el 100%.
La verdad es que mucho de lo japonés (por no decir todo) es fascinante, y la lectura deberá servir como consuelo de no estar por allí de viaje :-)
Por cierto, estos días pasados he leído uno de los libros que más me han gustado de los últimos 'n' años. Espero con impaciencia una entrada en este blog dedicada a ese libro :-)
Por demás, all respect due, ahora mismo no puedo pensar en Rushdie :-)

MidnightAllDay dijo...

Pues lo de Rushdie se lo cuentas a la jefa de los Novelantes, a ver qué te dice, majo. ;)
Todo llegará, Jaims; tengo presente que te debo una entrada sobre Miyuki Miyabe. ¡Pero es que aún no he acabado de vaciar el tintero! Aunque ya me queda poquito.