lunes, 11 de enero de 2010

Momentos estrella: Japón

Estos son (no necesariamente en este orden) los momentos más destacados de nuestro reciente viaje a Japón.

1. La aparición del Fuji. Pensábamos que no podríamos verlo tampoco este viaje, con la niebla que cubría el lago Ashi en Hakone. Y de repente, empezaron a subir las nubes y apareció el Fuji en toda su majestuosidad. Parecía que se hubiera alzado un telón. Imposible describirlo; no es solo un tema visual. Transmite una energía parecida a la del Ganges. La exclamación de asombro me salió del alma.

2. El festín del ryokan. También en Hakone, nos dimos un gustazo y cenamos en el ryokan (posada típica japonesa) en el que nos alojábamos. Iban saliendo platos que nunca hubiéramos pedido voluntariamente; pero que estaban buenísimos. Me acordaré siempre de un pobre pescado (sashimi) y su cuidada presentación (parecía que estaba haciendo una postura de yoga). Todo ello regado con abundante té verde tostado y servido en una vajilla exquisita.

3. El onsen. Como último momento a destacar en Hakone, el onsen (los baños termales) del mencionado ryokan. Pensé que no me atrevería a salir al baño exterior y me limitaría a sumergirme en las aguas termales de la piscina cubierta. Pero al final me picó la curiosidad y para allá que me fui a pesar del frío que hacía. Se estaba de fábula; rodeada de rocas y árboles.

4. El reencuentro con Tokio. Es una ciudad increíble. La segunda vez que vas ya no te sorprende todo tanto, claro; no andas por Ginza con la boca abierta como si llegaras del pueblo. Pero, a cambio, tienes la expectativa de volver a oír la musiquilla de la Yamanote (una línea de metro famosa por sus melodías), ir a algún restaurante que te encantó (para comer tonkatsu otra vez, unas frituras deliciosas)... Y, sobre todo, volver a Shinjuku; nuestro barrio favorito. Con la estación de tren por la que pasan más personas al día, sus grandes almacenes (con los sótanos dedicados a la alimentación que tanto me gustan y nuestra librería favorita), las luces, el follón... Otro mundo.

5. Sadako, una niña como símbolo del horror. A la tragedia de Hiroshima no nos es tan fácil ponerle rostro como a Auschwitz, por poner un ejemplo. Los malos en este caso son justamente los que hacen las pelis y si no les conviene el tema... Pero cuando vas al Museo de la Paz en Hiroshima, al lado de ese río en el que en su día flotaron miles de cadáveres, y lees la historia de esa niña a la que diagnostican leucemia diez años después de la bomba atómica y, a sus doce años, decide confeccionar mil grullas (símbolo de longevidad) de papel con la esperanza de curarse... Cuando ves en ese mismo museo esas grullas diminutas (escaseaba el papel) y lees y oyes las historias de todas esas víctimas que no murieron el día de la bomba, sino diez, veinte, treinta años después... Detrás de tantos ceros como tiene la cifra de víctimas hay miles de historias de personas normales; de vidas truncadas; de sinsentido y sobre todo, de un dolor infinito que trasciende las décadas.

6. El ryokan de Kioto. Estaba lejos del centro, en las colinas, rodeado de bosques. Nuestra habitación daba a un jardín. Dormíamos en futones sobre tatami. Y me pegaba unos desayunos japoneses, con su sopa de miso, el arroz, el té verde y todos los platillos (diferentes cada día)... La gente que lo llevaba eran muy simpáticos. Una abuela dirigía el cotarro y no se le escapaba detalle. La noche de fin de año cenamos allí; fuera nevaba...

7. Día de Año Nuevo en Kioto. Mareas humanas en templos como Kiyomizu-dera. Todo el mundo quiere pedir salud y éxito para los próximos doce meses. Hay parejas vestidas de forma tradicional, encantadas de que las fotografíen (no los turistas, que también, sino el resto de la gente que ha ido al templo); para amortizar el esfuerzo, supongo. Se ven familias enteras leyendo su fortuna (los monjes budistas hacen su agosto el uno de enero) y colgando los papelitos cuando no les ha salido buena suerte, para que se disipe el mal fario. Y entre templo y templo, venga a comer (las tiendas de dulces no dan abasto).

8. Los jardines zen de los templos de Kioto. Hasta que no los ves en persona, no te das cuenta de lo que son en realidad. En foto pierden mucho. En directo transmiten una calma, una armonía...

9. La casa de té de Nara-koen. En el parque de Nara, durante la visita y entre ciervo y ciervo, teníamos tanto frío que entramos en una casa de té tradicional en la que además dejaban fumar. El paraíso, vaya. Tomamos macha, dulces de azuki, sopa dulce de alubias rojas, algas confitadas...

10. La comida, la comida. Esa tempura tan rica (y tan cara) que te hacen delante tuyo, soba, algas de todo tipo, tofu, mochis, platillos con objetos no identificados y sin embargo comestibles y encima deliciosos... Y todo tan bien presentado, con unos platitos y utensilios de un gusto tan refinado...

La foto es de Jaime Seuma Sandoval, de quién si no (haciendo clic encima se puede ver a mayor tamaño).
Más fotos del viaje aquí.

7 comentarios:

Jaims dijo...

Habiéndonos gustado tanto Japón la primera vez (en realidad, básicamente Tokyo), teníamos tantas ganas de volver...
Y si, lo del Fuji fué precioso e inesperado. Pensábamos que -de nuevo- ya no lo íbamos a ver... Pero no, por duplicado, y con toda su fuerza y esplendor.
A partir de ahí, qué difícil reducirlo todo a una lista de 10 puntos destacables. Los ryokanes, un placer inesperado.
Templos... cuántos vimos y que bonitos. El hecho de verlos en Año Nuevo, funcionando a todo vapor, hizo que no se tratara de 'visitas tipo museo'. Conservan su fuerza en el presente, están habitados.
La comida... es deliciosa, y además me sienta más que bien. Todo son ventajas.
Y, sobre todo, Tokyo de nuevo.
Con permiso de la OP, es lo que más me ha gustado -de nuevo-.
Tiene tanta fuerza que no te deja ir.
El hecho de haber estado leyendo novelas japonesas le ha dado, sobre todo a Tokyo, una dimensión adicional. No me importaría que nos hubiéramos quedado unas semanas más...
Dos comentarios más:
- yo no probé el onsen :-)
- *aún* estoy digiriendo lo de Hiroshima. Demasiado difícil, demasiado visceral, demasiado presente, demasiado de actualidad, por desgracia.
Sayonara.

MidnightAllDay dijo...

Hombre, Jaims, no trataba de reducir el viaje a diez puntos destacables. Son las diez cosas que me vienen a la mente en primer lugar si me preguntan por el viaje. Pero la verdad es que no acabarías nunca de contar cosas...
Lo tuyo con Tokio...

MidnightAllDay dijo...

Ah, Jaims, ahora que lo pienso, como momento estelar tenía que haber puesto cuando le dijiste (en japonés) al chef de tempura de Shinjuku que la cena había sido un festín y el hombre venga a hacer reverencias que tocaba con la frente en el suelo. :)

Jaims dijo...

Gochiso-sama deshita, o algo parecido ;-)

MidnightAllDay dijo...

Eso era, eso. ;)

caro dijo...

Chicos, si yo tuviera esa experiencia y esa foto me haría un poster para ponerlo en el salón de lao a lao.
Si casi grité yo al verlo, en foto

MidnightAllDay dijo...

Hale, de lao a lao. :)
Creo que a J. le ronda una idea parecida, no creas.