Como se pudo ver en la entrada anterior (dos obras de teatro y una novela de un plumazo), estamos de liquidación de existencias; a ver si empezamos el año con las estanterías vacías. Se me quedan muchas entradas en puros borradores. Falta de tiempo; ganas de alejarme del ordenador, con el que me paso la vida. Así que se han quedado en el tintero muchas, muchas cosas.
Por ejemplo, el fin de semana largo en Londres, por primavera (y por mi cumple, para más señas). Lo bueno de visitar sitios que se conocen bien es que se evita el ansia de tener que verlo todo. Bueno, hay gente que no es así; pero yo, abandonada a mi inercia, me planifico unos itinerarios agotadores. También es cierto que gracias a mi compañero de viaje he corregido en parte mi defecto y soy capaz de soportar el estar sentada bien quetecita en un parque "sintiendo cómo llega la primavera" (el compañero en cuestión se puso lírico en Baviera, quizá tuvo algo que ver su afición a las jarras de medio litro) en lugar de correr al centro histórico de Regensburg, por ejemplo (aunque fui después, claro, no me lo iba a perder por mucho que estuviera llegando la primavera). A lo que íbamos, ir a una ciudad como Londres, con tantísimo que ver, para mí es un plan de lo más relajante. Cada vez que voy "veo" de nuevo algún museo (esta vez entramos en el Tate, en el de toda la vida, a darnos una vuelta), voy a alguna exposición (la de este viaje, en el Bristish Museum, fue espléndida, "Garden & Cosmos", pintura de la corte de Jodhpur nunca vista en Europa) y, sobre todo, al teatro.
Soy una gran fan del Old Vic y allí fuimos también esta vez, a ver The Winter's Tale, de Shakespeare (de quien también soy gran fan, por cierto). Este teatro nunca me ha decepcionado, la verdad. También nos dimos el paseo habitual por Charing Cross Road en busca de libros (aunque haya perdido mucho, sigue siendo un buen sitio por la concentración de librerías), fuimos a mis mercadillos favoritos (ya solo me quedan los de la zona de Brick Lane, que también ha perdido lo suyo) y el "Sunday Roast" en un pub (algunos tienen unas opciones vegetarianas deliciosas) se malogró porque mi cómplice había desayunado demasiado en el hotel (por una vez que no estábamos en un zulo y había un desayuno como dios manda...). Esta vez nos alojamos entre el Támesis y Saint Paul's, de lujo (una celebración es una celebración, y no pagaba yo) y era agradable volver caminando al lado del río cada noche (la parada de metro más cercana al hotel estaba de obras, así que nos paseamos más de lo previsto). También nos dimos un paseo por el centro, cómo no (cenamos en el Soho, todo un clásico), por un parque (St. James' esta vez)... Y la única nota negativa del viaje fue, como siempre, lo pesadas que son en general las compañías aéreas. En fin.
De vuelta a casa, seguimos con nuestra afición a las series de televisión. Alguien (no señalaré a nadie, que está feo) nos recomendó "Deadwood" el año pasado (una maravilla) y así empezó todo. Hemos visto alguna temporada de varias series; pero destacaré "The Wire", ahora que estamos finalizando la quinta (y última) temporada. Estupendos guiones, magníficos actores. Una serie tremendamente realista (suelen ganar los corruptos y los "malos" en general) que destapa los entresijos del mundo de la política, el trabajo policial, el periodismo, la droga, etc. con gran rigor. A diferencia de otras series, esta se ha mantenido sin problemas ni bajones. De hecho, con la cuarta temporada estuvimos enganchadísimos, y eso que iba sobre el sistema educativo y de entrada pensamos que no iba a dar mucho de sí.
Y nada, otro día seguimos contando de lo que no se ha contado.
Por ejemplo, el fin de semana largo en Londres, por primavera (y por mi cumple, para más señas). Lo bueno de visitar sitios que se conocen bien es que se evita el ansia de tener que verlo todo. Bueno, hay gente que no es así; pero yo, abandonada a mi inercia, me planifico unos itinerarios agotadores. También es cierto que gracias a mi compañero de viaje he corregido en parte mi defecto y soy capaz de soportar el estar sentada bien quetecita en un parque "sintiendo cómo llega la primavera" (el compañero en cuestión se puso lírico en Baviera, quizá tuvo algo que ver su afición a las jarras de medio litro) en lugar de correr al centro histórico de Regensburg, por ejemplo (aunque fui después, claro, no me lo iba a perder por mucho que estuviera llegando la primavera). A lo que íbamos, ir a una ciudad como Londres, con tantísimo que ver, para mí es un plan de lo más relajante. Cada vez que voy "veo" de nuevo algún museo (esta vez entramos en el Tate, en el de toda la vida, a darnos una vuelta), voy a alguna exposición (la de este viaje, en el Bristish Museum, fue espléndida, "Garden & Cosmos", pintura de la corte de Jodhpur nunca vista en Europa) y, sobre todo, al teatro.
Soy una gran fan del Old Vic y allí fuimos también esta vez, a ver The Winter's Tale, de Shakespeare (de quien también soy gran fan, por cierto). Este teatro nunca me ha decepcionado, la verdad. También nos dimos el paseo habitual por Charing Cross Road en busca de libros (aunque haya perdido mucho, sigue siendo un buen sitio por la concentración de librerías), fuimos a mis mercadillos favoritos (ya solo me quedan los de la zona de Brick Lane, que también ha perdido lo suyo) y el "Sunday Roast" en un pub (algunos tienen unas opciones vegetarianas deliciosas) se malogró porque mi cómplice había desayunado demasiado en el hotel (por una vez que no estábamos en un zulo y había un desayuno como dios manda...). Esta vez nos alojamos entre el Támesis y Saint Paul's, de lujo (una celebración es una celebración, y no pagaba yo) y era agradable volver caminando al lado del río cada noche (la parada de metro más cercana al hotel estaba de obras, así que nos paseamos más de lo previsto). También nos dimos un paseo por el centro, cómo no (cenamos en el Soho, todo un clásico), por un parque (St. James' esta vez)... Y la única nota negativa del viaje fue, como siempre, lo pesadas que son en general las compañías aéreas. En fin.
De vuelta a casa, seguimos con nuestra afición a las series de televisión. Alguien (no señalaré a nadie, que está feo) nos recomendó "Deadwood" el año pasado (una maravilla) y así empezó todo. Hemos visto alguna temporada de varias series; pero destacaré "The Wire", ahora que estamos finalizando la quinta (y última) temporada. Estupendos guiones, magníficos actores. Una serie tremendamente realista (suelen ganar los corruptos y los "malos" en general) que destapa los entresijos del mundo de la política, el trabajo policial, el periodismo, la droga, etc. con gran rigor. A diferencia de otras series, esta se ha mantenido sin problemas ni bajones. De hecho, con la cuarta temporada estuvimos enganchadísimos, y eso que iba sobre el sistema educativo y de entrada pensamos que no iba a dar mucho de sí.
Y nada, otro día seguimos contando de lo que no se ha contado.
4 comentarios:
¡Uuuf!
Pues si que va rápido esto del tintero y el plumazo, si.
Las primaveras, hay que verlas llegar; que no siempre se tiene la oportunidad. No hay que prescindir de otras cosas, por supuesto; tiene que dar tiempo a todo. Eso si, en cuanto a jornadas turístico-maratonianas con programación de alta densidad de actividades y eventos... yo soy más de Camus y Sartre (parodiando al novelante).
Y las series, hay que verlas también, sobre todo algunas tan buenas como las que enumera la OP. Chapeau.
¡Ya sabía yo que tú eras de esa opinión, Jaims! :)
Estoy confusa, confusa, ¿desde dónde estáis escribiendo estos comentarios? ¿Estáis en Japón? Pues yo he vuelto al trabajo hoy, sobran más comentarios :) Menos mal que me han ayudado los vuestros a sobrellevar el día. Besos!!!
¡Los escribimos antes de irnos! En Japón no hemos tocado tecla; eran vacaciones de todo. ;)
Las tuyas un poco cortas ¿no?
Nosotros volvimos ayer por la noche; casi a la una de la madrugada.
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