lunes, 9 de marzo de 2009

La poco convincente historia de Benjamin Button

Sé perfectamente que se trata de una película, que no tiene por qué parecer verosímil; pero creo que las historias, por fantasiosas que sean, deben resultar convincentes. Y The Curious Case of Benjamin Button no lo es. No tengo problema en creer que pueda nacer (al menos en un relato de F. Scott Fitzgerald) un niño viejo que vaya rejuveneciendo con el paso del tiempo. Y el principio de la película, con ese aire de cuento y ese relojero ciego prometía algo más que un mero alarde técnico del equipo de profesionales que envejecen y rejuvenecen a Brad Pitt y Cate Blanchett. Porque en eso se queda, al fin y al cabo, la "curiosidad".
A ello contribuyen diversos elementos. Habría que leer el relato para ver si los defectos de la trama son atribuibles al escritor o al guionista; pero ¿por qué demonios le envían un telegrama a Benjamin cuando atropellan a Daisy en París?. Y cuando Daisy ha rehecho su vida con otro hombre y aparece de nuevo Benjamin, con el aspecto de un joven de 20 años, se supone que Daisy tiene 55 (los envejecimientos "intermedios" deben ser muy difíciles, porque le encasquetan unas arrugas faciales de anciana un tanto exageradas, pasa como con Queenie, que envejece de golpe y a temprana edad) y poca cabeza; porque después de acostarse con él, se las pira, sin tener en cuenta que Pitt se va a volver un niño demenciado y necesitará ayuda (por no hablar de que le dio a ella todo su dinero). Y el colmo de los colmos, Caroline encuentra normalísima la historia de su padre, solo le molesta no haber sabido antes que su supuesto padre no lo era. Ahora bien, que se muriera siendo un bebé, no le parece nada sorprendente (en el ambiente onírico de la residencia de ancianos, con tanta demencia senil, que les pareciera normal tenía un pase). Y luego está lo de Brad Pitt, nominado a un Óscar claramente por su asombrosa transformación física (su único mérito fue la paciencia de someterse a los maquillajes, etc. durante horas, lo demás lo hicieron los profesionales, y teniendo en cuenta que cobraba por ello...); no por cómo interpreta, de forma impasible, a Benjamin Button; sin molestarse siquiera en adquirir un acento sólido, aunque fuera ligero, de New Orleans. Le sale de vez en cuando, como si de repente se acordara de que debe utilizarlo. Cate Blanchett está correcta y Julia Ormond tiene un papel bastante tonto. Tilda Swinton, eficaz como siempre.
En resumen, se trata de una película curiosa, en la que tienen más protagonismo los cambios físicos de los protagonistas que la historia en sí; rodada de forma correcta, aunque un tanto fría, por David Fincher (Seven). A pesar de que se ve sin implicarse, no se hace larga (y lo es, y mucho) y deja un cierto regusto melancólico por los temas en los que debería centrarse y que quedan un tanto ensombrecidos: la vida y la muerte, la pérdida de seres queridos...

Tráiler de la peli (parece increíble que los haga la propia industria, destripan las películas de forma que no haría falta ir a verlas).

2 comentarios:

Jaims dijo...

As usual, you have nailed it, babe.

Y despues de esta intro tan pelotera :-) ahí va mi comentario.

La película en si es entretenida, la idea es fantasiosa y buena, y efectivamente se llega hasta el final sin que se haga larga.

Los efectos especiales para las caracterizaciones de los personajes en sus distintas edades, están bien logrados. Por ejemplo, yo de la existencia de Brad Pitt no me entero hasta 1/2 película (y si, ya sé que yo no soy representativo, pero ahí va el detalle como info adicional)

Supongo que el tema del antiguo fabricante de relojes está más que otra cosa para proporcionar cierto background retrospectivo-histórico-blanco y negro a la cosa, aunque chirría un poco.

Y por fin, pues hay que admitir que hay varios momentos de la peli que chirrían un poquito (aún no entiendo por qué es perentorio separarse cuando la cría todavía es un bebé).

Pero la peor de todas (maños semos): si cuando nace es un ser con tamaño y desarrollo fisiológico de bebé y aspecto de abuelo, al final de su vida (aplicando los más mínimos principios de la simetría al personaje)... ¡debería ser un ser de tamaño y desarrollo fisiológico de abuelo, y aspecto de bebé! ¿No? Pues no, vuelve a tener tamaño y desarrollo fisiológico de tierno infante.

Me lo expliquen, por favor.

Con todo, entretenida (sin ambiciones).

MidnightAllDay dijo...

Semos maños y peloteros, efectivamente. ;)