lunes, 2 de noviembre de 2009

Retorno a medio gas

El monológo inicial de Larry David en Whatever Works es tranquilizador; hemos vuelto a Nueva York, se acabaron los dichosos experimentos. Pero también deja claro que David va a hacer de Woody Allen, y que ni él ni ningún otro actor va a conseguir ser tan cómico como el propio Allen; por más que él les escriba las frases (sobre todo porque ya no tiene la garra de antaño con los diálogos).
David tiene poco pelo (aunque es bastante corpulento) y da el pego como judío hipocondríaco, paranoico y faltoso. Pero no es Woody Allen, y eso es un lastre para una película que tiene otro problema importante: todas las películas que ha escrito Allen antes de esta (voy a olvidarme de Vicky... por pura caridad y como agradecimiento a los muchos buenos ratos pasados con las pelis de sus mejores años). Por lo demás, los actores son lo suficientemente buenos para paliar los efectos de una trama excesivamente disparatada.
No es mi Woody Allen preferido, pero al menos es Woody Allen, y como pensé que nunca más volvería a verle, pues casi estoy agradecida de que haya vuelto por sus fueros aunque solo sea a medio gas y con poco fundamento. Con tal de que no vuelva a insultar a su filmografía, aceptaremos "pulpo" por "inspiración".

Tráiler "destripador" para quien la haya visto o no piense ir a verla aquí.

2 comentarios:

Jaims dijo...

My take:
* Larry David hace de W. Allen sin ser W. Allen. Y eso hace que toda la película sea postiza y un tostón. ¿De verdad el bueno de Woody solo sabe hacer ese tipo de películas con ese tipo de personaje principal? Yo creo que no, pero él parece creer que si.
* Es una película en la que se explica la vida de Woody Allen, un viejo. Como tantas otras de las que ha hecho. Cuando digo que explica la vida de Woody allen, no me refiero a una película autobiográfica. Me refiero a que las películas de Woody Allen siempre parece que tratan de transmitir un mensaje, y ese mensaje es siempre el mensaje bienintencionado de Woody Allen. Lo cual las vuelve aburridas. ¿En cuantas películas de Woody Allen hay un señor (muy) entradito en años, que es el protagonista, que le pasan cosas inesperadas y buenas con señor(it)as de buen ver, gravitando una buena parte del peso de la película en torno a asuntos sentimentales?
* Aún así, Woody ha sabido incluir -más bien hacia el final- algo de aquello que le justifica como un gran director. Justo cuando más aburrido estaba yo, y entrando ya en la fase final de la película, aparecen unos giros inesperados que juegan con el espectador y (todavía) son capaces de reconquistar su buen humor. No puedo hacer un análisis más detallado de esta 'magia de último minuto' en la película, se cuela de manera sutil e imprevista. O bien es eso, o bien es una especie de inesperado síndrome de Estocolmo, aún lo estoy tratando de decidir.
¡Salud!

MidnightAllDay dijo...

Te has currado más la crítica que yo, Jaims. ;)