Este siglo XXI no se parece aún demasiado al que pintaban los escritores de ciencia ficción. Estamos más anclados en el pasado de lo que nos parece a nosotros mismos. Seguimos aferrados a nuestros tótems (libros sagrados, cruces de madera, tanto da) y seguimos dispuestos, como siempre, a matar por ellos (no a morir, que sería, en teoría, más noble).
Y lo curioso es, que a pesar de tanto apego por el pasado, no somos capaces de cerrar heridas, de restituir dignidades. En este país solo quieren olvidar nuestra época más negra quienes la vieron de otro color. Y mientras no hemos avanzado ni un milímetro desde nuestra guerra, se suceden otras que siguen dando a los cementerios muertos olvidados de los que apenas se habla (a menos que sean occidentales, claro, entonces ocupan unas cuantas páginas de noticias antes de sumergirse en el olvido también). Toda nuestra preocupación, se mate donde se mate, es si había alguno de los nuestros allí (¿ha muerto o está herido algún español tras la oleada terrorista de Mumbai?). Pero si solo hablamos de los nuestros, entonces hacemos bandos con una rapidez pasmosa (crucifijos en aulas públicas sí /no, apertura de fosas sí / no).
Este siglo tiene peor pinta aún que el que le precedió, que ya es decir. Los muertos seguirán sin importarle a nadie. Los vivos perderemos derechos por los que murieron otros. Tanto avance científico y los que quieren matar no se molestan en buscar excusas nuevas. De momento, este siglo no destaca por la innovación, la verdad. La misma historia de siempre. Pero, bueno, a mí es que las navidades cada año se me indigestan antes.
Viñeta de El Roto, filósofo gráfico, publicada hoy en El País.
Y lo curioso es, que a pesar de tanto apego por el pasado, no somos capaces de cerrar heridas, de restituir dignidades. En este país solo quieren olvidar nuestra época más negra quienes la vieron de otro color. Y mientras no hemos avanzado ni un milímetro desde nuestra guerra, se suceden otras que siguen dando a los cementerios muertos olvidados de los que apenas se habla (a menos que sean occidentales, claro, entonces ocupan unas cuantas páginas de noticias antes de sumergirse en el olvido también). Toda nuestra preocupación, se mate donde se mate, es si había alguno de los nuestros allí (¿ha muerto o está herido algún español tras la oleada terrorista de Mumbai?). Pero si solo hablamos de los nuestros, entonces hacemos bandos con una rapidez pasmosa (crucifijos en aulas públicas sí /no, apertura de fosas sí / no).
Este siglo tiene peor pinta aún que el que le precedió, que ya es decir. Los muertos seguirán sin importarle a nadie. Los vivos perderemos derechos por los que murieron otros. Tanto avance científico y los que quieren matar no se molestan en buscar excusas nuevas. De momento, este siglo no destaca por la innovación, la verdad. La misma historia de siempre. Pero, bueno, a mí es que las navidades cada año se me indigestan antes.
Viñeta de El Roto, filósofo gráfico, publicada hoy en El País.