El cartel original de la última película de Sidney Lumet, Antes de que el diablo sepa que estás muerto, tiene mucha más fuerza y estilo que el que publicita la película en nuestro país (donde hay que enseñar a sus oscarizados protagonistas para atraer público en las semanas de furor "indy" e "ironmaníaco"). Aparte del título (la segunda parte de un dicho irlandés, "ojalá estés en el cielo media hora antes de que el diablo..."), muestra un juego de palabras que nos avisa de que va la película: "Loyalty. It's all relative". "Relative" es tanto "relativo" como "pariente" en inglés. Y de eso va la historia, de que los parientes son la peste (y los hermanos pequeños, ni te cuento).
Se trata de una película filmada con maestría y fuerza, con una estructura no lineal que retrocede en el tiempo (avisando, eso sí) y muestra escenas desde varios puntos de vista. Destaca sobre todo por unos actores soberbios, los que hacen de los hermanos Hanson y su padre. El papel de hermano mayor parece hecho a medida para Philip Seymour Hoffman y Ethan Hawke interpreta a la perfección al otro perdedor de la película. Lo hacen tan bien ambos, que la película resulta un tanto "dolorosa" para el espectador que ve desde su butaca cómo se destrozan la vida estos dos (cargándose de paso la del resto de la familia). La interpretación de Philip Seymour Hoffman se la espera uno desde el minuto cero; pero Ethan Hawke sorprende (se pone tan en su papel, que deja de estar hasta guapo). Albert Finney sigue siendo un gran actor al que no le pueden ni los años, y borda al padre que no ha sabido nunca relacionarse con su hijo mayor.
Con un final sorprendente, me queda la duda de si hay un fallo de guión o de entendederas mías: ¿por qué van al hospital los hermanos y Marisa Tomei preguntando por el padre y se sorprenden al ver que la que está ingresada es la madre? ¿Qué les hace pensar que ha sido el padre el herido? ¿No le ha visto Hank irse del centro comercial en su coche? ¿O es que en el fondo es lo que deseaban?
Se trata de una película filmada con maestría y fuerza, con una estructura no lineal que retrocede en el tiempo (avisando, eso sí) y muestra escenas desde varios puntos de vista. Destaca sobre todo por unos actores soberbios, los que hacen de los hermanos Hanson y su padre. El papel de hermano mayor parece hecho a medida para Philip Seymour Hoffman y Ethan Hawke interpreta a la perfección al otro perdedor de la película. Lo hacen tan bien ambos, que la película resulta un tanto "dolorosa" para el espectador que ve desde su butaca cómo se destrozan la vida estos dos (cargándose de paso la del resto de la familia). La interpretación de Philip Seymour Hoffman se la espera uno desde el minuto cero; pero Ethan Hawke sorprende (se pone tan en su papel, que deja de estar hasta guapo). Albert Finney sigue siendo un gran actor al que no le pueden ni los años, y borda al padre que no ha sabido nunca relacionarse con su hijo mayor.
Con un final sorprendente, me queda la duda de si hay un fallo de guión o de entendederas mías: ¿por qué van al hospital los hermanos y Marisa Tomei preguntando por el padre y se sorprenden al ver que la que está ingresada es la madre? ¿Qué les hace pensar que ha sido el padre el herido? ¿No le ha visto Hank irse del centro comercial en su coche? ¿O es que en el fondo es lo que deseaban?
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