miércoles, 28 de mayo de 2008

Esa inquietante piscina...

La japonesa Yoko Ogawa es una autora de culto en Japón, Francia y Alemania, y parte de su obra ha sido traducida también en España (donde es mucho menos conocida). Ganadora de varios premios de prestigio en su país y elogiada por escritores consagrados como Kenzaburo Oe, en Francia ha publicado unas diez novelas. En Estados Unidos se estrenó en 2005 nada menos que en The New Yorker, donde publicaron una de las historias (la del embarazo) de The Diving Pool, la colección de relatos que acabo de leer.
En estos relatos, Ogawa crea atmósferas inquietantes y perdurables con una narración sencilla y un lenguaje económico, manteniendo con gran habilidad el suspense y haciendo que nos temamos en todo momento lo peor. Una confusa adolescente que lleva vida de huérfana en un hospicio que regentan sus padres, una joven esposa que acaba cuidando a un desconocido sin brazos y con una sola pierna en un misterioso edificio y el retorcido resentimiento de una mujer por el embarazo de su hermana protagonizan estas hipnóticas historias.
Hay que leer más libros de Yoko Ogawa, sin duda alguna. Continuará.

Obra traducida en España (lista no exhaustiva):
Hotel Iris (Ediciones B)

La fórmula secreta del profesor (Editorial Funambulista)
Uno de los relatos de The Diving Pool: El embarazo de mi hermana (Editorial Funambulista)

2 comentarios:

Jaims dijo...

Bueno, con este libro me ha pasado una cosa extraña que no me había ocurrido antes... ¡me lo he leído dos veces sin comerlo ni beberlo! Al parecer, la primera vez lo terminé y no dejó ningún poso, ningún recuerdo, ninguna impresión.
Lo he comenzado a leer hace un par de semanas, sin saber que era una relectura... y poco a poco iba dándome cuenta de que cada parte ya la había leído. Seguí con él pensando que la primera vez lo habría dejando en algún punto, pero resulta que no, que lo he leído dos veces hasta el final.
¿Memoria piadosa que tiende a borrar lo que no es del agrado del subconsciencte? No sé. Lo que si sé -de resultas de la segunda lectura- es que los 2 primeros cuentos me dejaron muy mal cuerpo. No porque la autora no escriba bien (todo lo contrario) sinó por el fondo de las historias en si mismas. Por fin, el tercer cuento me ha resultado completamente inocuo, pero completamente insustancial.
Racionalizando, los dos primeros cuentos no me han gustado porque los personajes hallan placer torturando a otras personas, más o menos sutilmente, y por bien que esté escrito (o precisamente por eso), me resultaron indigestos. Pero quizá lo que peor cuerpo me ha dejado es la sensación de que, en realidad, los cuentos no son solamente obra de su escritora, sinó la manifestación de un componente oscuro de la sociedad japonesa. Esa sociedad de los pactos de suicidio, de los arrebatos consumistas que llevan a la gente a vender sus almas a las mafias; la sociedad de la soledad extrema del individuo rodeado de sus semejantes.
Con el efecto tan visceral que ha producido el libro en mi, quizá deba concluir con que ya escribe bien la moza, ya...

MidnightAllDay dijo...

Pues sí, si no estuviera bien escrito no te hubiera llegado, no te hubiera afectado.
Y eso tan extraño que te ha pasado con el libro (extraño de verdad en una persona de memoria prodigiosa) es solo un efecto más de esa atmósfera tan rara en la que nos sumerge esta mujer...