Mil años de oración es una película melancólica, decididamente minimalista y con un final un tanto abrupto que hace que el espectador salga del cine un poco desconcertado. Dirigida por Wayne Wang ("Smoke"), tuvo un éxito rotundo en el último Festival de San Sebastián, donde se hizo con la Concha de Oro y su protagonista, Henry O., se llevó la Concha de Plata. Probablemente la muy medida interpretación de este actor sea lo mejor de la película. Basada en un relato de la premiada autora china Yiyun Li (se queda una con ganas de leerlo) y con guión de la propia escritora, la película recrea la incomunicación existente entre un padre y una hija a los que les separa mucho más que un choque cultural. Curiosamente será el padre (viudo, de visita en Estados Unidos por primera vez) quien tenga una actitud más abierta y menos anclada en el pasado. Se trata de una historia tierna, pero (¿excesivamente?) lenta, que concluye con una calidez inesperada entre padre e hija. O yo me perdí algo, o saldan sus cuentas con el pasado muy de repente.
lunes, 19 de mayo de 2008
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