A lo que íbamos, que siempre tiene una que escuchar "¿eres traductora? ¡pues vaya traducción llevaba mi batidora, que no entendía nada y acabé fundiendo los plomos tres veces!". Que tú me dirás, qué tendré que ver yo con las traducciones automáticas de productos fabricados en China, que es todo el mismo concepto (abaratar costes, no buscar calidad). Y que, de todas formas, intrusismo hay mucho y malos profesionales, pues como en toda profesión.
Me estoy yendo por las ramas; lo que quería decir es que un día como hoy el lema debería ser "Ponga un traductor en su vida". Que lo mismo sirve para el que quiere leer a Murakami y no tiene ni idea de japonés (como servidora), que para quien necesita leer el manual de una máquina de diálisis en un hospital antes de endilgársela a un paciente (cosa prudente y que entra más en mi liga profesional), o proporcionar información sobre un acto cultural en dos idiomas.
Aquí en Catalunya, parece que con el procesador de textos del amigo Bill se apaña todo y en un momento te escriben un texto en dos idiomas ilegible en ambos. Para muestra, el papelito que repartían en la Sala Gótica de la Biblioteca Nacional de Catalunya (me gustó mucho el sitio, por cierto, no había estado nunca) entre quienes íbamos a ver una (fantástica) representación de teatro kathakali a cargo de una compañía india. Digo yo que los "señores" de Casa Asia podían haberse "estirado" más, empezando por contratar a un redactor profesional y acabando por traducir el texto como (cualquier) dios manda. Más sobre este acto en otro momento.
El tema es que el papelito en cuestión no tenía desperdicio, no se entendía ni palabra. Pretendían explicarnos lo que íbamos a ver (porque no dominamos el sánscrito) y nos confundieron más. Nos dicen que Panchali protesta por llevar el pelo suelto pero no qué problema tenía la buena mujer en llevarlo así y, lo mejor, en catalán Krishna recurre a la "mediación" para evitar una guerra; pero en castellano, a lo que recurre es a la "meditación", que será cosa de una mera "t", pero no veas lo que cambia la cosa.
Parece una anécdota, pero me parece muy representativo del mundo en el que vivimos: un acto patrocinado por todas las autoridades y medios de comunicación imaginables, y un papel (con sus logotipos, por supuesto) que nadie se ha molestado en leer. Pues para eso no andéis talando árboles, digo yo.
Me estoy yendo por las ramas; lo que quería decir es que un día como hoy el lema debería ser "Ponga un traductor en su vida". Que lo mismo sirve para el que quiere leer a Murakami y no tiene ni idea de japonés (como servidora), que para quien necesita leer el manual de una máquina de diálisis en un hospital antes de endilgársela a un paciente (cosa prudente y que entra más en mi liga profesional), o proporcionar información sobre un acto cultural en dos idiomas.
Aquí en Catalunya, parece que con el procesador de textos del amigo Bill se apaña todo y en un momento te escriben un texto en dos idiomas ilegible en ambos. Para muestra, el papelito que repartían en la Sala Gótica de la Biblioteca Nacional de Catalunya (me gustó mucho el sitio, por cierto, no había estado nunca) entre quienes íbamos a ver una (fantástica) representación de teatro kathakali a cargo de una compañía india. Digo yo que los "señores" de Casa Asia podían haberse "estirado" más, empezando por contratar a un redactor profesional y acabando por traducir el texto como (cualquier) dios manda. Más sobre este acto en otro momento.
El tema es que el papelito en cuestión no tenía desperdicio, no se entendía ni palabra. Pretendían explicarnos lo que íbamos a ver (porque no dominamos el sánscrito) y nos confundieron más. Nos dicen que Panchali protesta por llevar el pelo suelto pero no qué problema tenía la buena mujer en llevarlo así y, lo mejor, en catalán Krishna recurre a la "mediación" para evitar una guerra; pero en castellano, a lo que recurre es a la "meditación", que será cosa de una mera "t", pero no veas lo que cambia la cosa.
Parece una anécdota, pero me parece muy representativo del mundo en el que vivimos: un acto patrocinado por todas las autoridades y medios de comunicación imaginables, y un papel (con sus logotipos, por supuesto) que nadie se ha molestado en leer. Pues para eso no andéis talando árboles, digo yo.