
Este libro fue en su momento uno de esos fenómenos tan japoneses: vendió dos millones de ejemplares, ganó todos los premios (incluido el Yomiuri, el de las librerías japonesas y el de la Sociedad Nacional de Matemáticas, “por haber mostrado la belleza de esta disciplina”), desató un inusitado interés por las matemáticas y se adaptó al cine, a la radio y al cómic. Ahí es nada. Fue la novela que catapultó definitivamente a Yoko Ogawa a la fama internacional; aunque lleva escribiendo desde 1988, es de lo más prolífica (ha publicado más de veinte obras de ficción y no ficción) y se la ha traducido ampliamente al francés.
Curiosamente, me ha parecido muy diferente de los relatos de The Diving Pool, con esas atmósferas tan inquietantes. Pero lo he disfrutado por lo a gusto que se "estaba" en ese libro; con una historia bonita y bien contada, sin dramatismos; pero, sobre todo, en uno de esos ambientes que tan bien crean los autores japoneses, que te envuelven como un "yukata" (esos kimonos de algodón blanco, sencillos y agradables, mucho más sofisticados de lo que parecen).
La fórmula preferida del profesor está publicado en Editorial Funambulista.
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