lunes, 9 de febrero de 2009

En el gulag

Ya se entiende que el gulag no sería un lugar muy acogedor y que, por lo tanto, quizá House of Meetings (2008) no tenía por qué ser el tipo de libro del que no te quieres marchar. Un buen ejemplo de un libro que no querrías que se acabara nunca, a pesar de lo larguísimo que es (con lo cual tiene muchísimo mérito), sería A Suitable Boy, de Vikram Seth (traducido al español como "Un buen partido"). Con la última novela de Martin Amis me ha pasado justamente lo contrario: no veía el momento de que se acabara, a pesar de que es bastante corta. No sé si es el escenario, que el tema no me acaba de llamar mucho, que no he conseguido entrar en la historia, que no encuentro atractivo al protagonista, que me chirría el recurso de la hijastra creada para perdonar los pecados supuestamente "históricos" de un viejo que decide morir confesado...
Este hombre está claramente obsesionado con Rusia. Apenas cuatro años después de publicar Koba the Dread (tanto lo temí que ni lo leí), vuelve por sus fueros con más furia anti-soviética. También carga, de nuevo, contra los clichés que tanto odia, aunque en esta ocasión se los enjareta en exclusiva a la pobre hijastra (como si no tuviera bastante con todo lo que tiene que leer sobre la vida de su padrastro). Personalmente, me gustan bastante más sus libros más "británicos". Aunque he de reconocer que Amis siempre escribe bien, no sé si en esta ocasión satura al lector con tanto horror que no consigue conmoverlo. O quizá falla a la hora de hacer del protagonista un hombre más "humano"; aunque el hermano no salga tampoco muy bien parado. Amis ha hecho los deberes y sabe describir fantásticamente cómo era el gulag. Aunque con más brillantez que sentimiento, en mi opinión.

La casa de los encuentros está publicada en Anagrama.
Otras entradas sobre Martin Amis aquí y aquí.

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