lunes, 18 de febrero de 2008

Me rindo, Suketu

No tengo por costumbre abandonar los libros ni las películas. Aún recuerdo el mal rato que pasé viendo El hombre perfecto de Lars von Trier, sabiendo que no me iba a ir del cine, que yo no hago eso, y sin poder dormirme... Así que cuando decido aparcar / abandonar un libro lo hago con todo un protocolo previo y con todas las de la ley: ¿he llegado a la página 80? (caso negativo, a seguir leyendo), ¿puede que no sea el momento adecuado? (entonces toca aparcarlo, a veces eso funciona y luego disfrutas de la lectura en otra ocasión en la que resulta que ese libro encaja más, por el misterioso motivo que sea) ¿puedo razonar el abandono? (entonces, como no estamos para perder horas, a otra cosa, mariposa).

Cuando apareció la traducción de un libro que yo no conocía en su versión original, Ciudad total. Bombay perdida y encontrada (Mondadori), apliqué otra de mis reglas (tengo millones, me temo): si es de tapa dura, esperar a que salga en tapas blandas (menos elegante, pero más barato, ocupa menos sitio y se lee mejor tumbada en el sofá o en la cama, que es donde suelo leer yo, por las noches). Pasó el tiempo y me había olvidado totalmente del libro hasta que lo vi en la biblioteca de mi barrio. Y empecé a leerlo.

El tema me parece muy interesante: la visión "desde dentro", lo que no vemos los turistas, lo que no funciona (y no funciona nada) en una ciudad desmedida en todos los sentidos, la suciedad y la contaminación (que eso sí lo ves de visita, pero no es lo que te llama más la atención si estás allí tres días), el día a día de sus habitantes (tan duro como se imagina uno), los tejemanejes de los constructores (me recuerdan a otro país, a otra ciudad), de los políticos (ídem)... Y de repente el autor, Suketu Mehta, se adentra en el mundo de las llamadas "gangwars", de los asesinos a sueldo, de los grandes gángsters que controlan la ciudad; y lo hace con una afición de decenas y decenas de páginas (tan desmedida como Bombay, vaya).

Bueno, más que afición, es casi encono. Y, ¿es Suketu Mehta su verdadero nombre? ¿No les ha sentado mal tanta publicidad a los asesinos esos? ¿O es que les gusta salir en los libros? (sé que les gusta que aparezcan personajes como ellos en las pelis de Bollywood, pero, claro, no es lo mismo). Total, que cuando llevo la mitad del libro, a pesar de que abandonar un libro tras 300 páginas no es algo que haya hecho antes, lo dejo. Es cierto que tengo mucho trabajo, que estoy cansada... Pero también es cierto que la traducción es muy poco fluida (quizá por prisas) y un tanto dejada (no es difícil darse cuenta de que los iraníes no podían haber llegado a Bombay a finales del siglo XX si el restaurante iraní favorito del autor es de 1934); vamos, que quizá no hubiese abandonado el libro en inglés. No he leído nada más de Suketu Mehta, así que puede que no sea un gran escritor; pero me tiene con la mosca tras la oreja no ya lo del Pulitzer (quedó finalista con esta obra, pero, los premios, ya se sabe), sino la encarecida recomendación que hace del libro nada menos que Salman Rushdie (aunque he de decir que el Sr. Rushdie recomienda encarecidamente con cierta soltura) y The New York Times Book Review.

Total, que he devuelto el libro a la biblio cuando tocaba, sin ganas de préstamos futuros y sin tener muy claro de quién es la culpa. Si un día cae en mis manos el original en inglés, habrá que averiguarlo.

Más información sobre este autor en su página (en inglés).

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