
A mí el final tan truculento me dejó un poco de mal sabor de boca; pero me pareció interesante la sutileza con la que transmite el desencanto de varias generaciones de japoneses (los que salen peor parados son la hermana de Makoto y su amante, representantes, como el propio Oshima, de la generación de universitarios que no supo oponerse con suficiente fuerza a los tratados militares entre su país y los EE.UU., que no supo vivir de una forma realmente revolucionaria, y que han acabado siendo figuras patéticas sin autoridad moral) y el pesimismo con el que retrata el Japón de los años cincuenta.
Por lo demás, masoquismo y sumisión, una juventud sin ideales ni preocupaciones morales... Y una película que no es fácil de ver, en la que es imposible identificarse con un personaje, sin concesiones.
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