No es de extrañar que Slumdog Millionaire arrasara en los Oscars; se podría hacer una película muy del gusto hollywoodiense sobre el propio rodaje. Con un director famoso que engaña a los estudios para poner más texto en hindi en el guión del que le permiten, y se las apaña para escolarizar (hasta los 16 años, nada menos) a los actores más jóvenes de la película, procedentes de los barrios más pobres de Mumbai (y además se los lleva a la ceremonia de entrega de los premios); que hace codirectora de este éxito de taquilla a la directora (india) de casting y que elige al protagonista siguiendo los consejos de su hija, seguidora de una serie juvenil británica. Con una mega-estrella india acostumbrada a interpretar a los malos más malos de Bollywood, que cede íntegro su caché a una ONG india que trabaja en favor de la infancia. Y con un estreno polémico en la India, a pesar de la presencia de algunos de sus actores más populares, por las protestas en los barrios de chabolas de Mumbai, donde se llegan a quemar fotografías de Danny Boyle por rodar una película cuyo título contiene la palabra "slumdog", que muchos habitantes de esos barrios interpretan de forma literal y consideran, por tanto, tremendamente ofensiva.
Oscarizada o no, Slumdog Millionaire tiene sus méritos: muestra una India real, alejada de supuestas espiritualidades y romanticismos, con las miserias al aire. Cierto es que lo hace de manera que el espectador occidental (el público al que se dirige) pueda soportarlo e incluso salir del cine con la sonrisa en los labios (gracias, en buena medida, al bailecito final al más puro estilo Bollywood, ver vídeo más abajo, y a la banda sonora, con la estupenda "Jai Ho"), a pesar de haber visto a unos pobres huérfanos pasándolas canutas (y de saber que la realidad es así). La película está filmada con el oficio y brío habitual de Danny Boyle, y es de suponer que en otras manos hubiera perdido bastante fuerza y ganado en sentimentalismo. El eficaz guión de Simon Beaufoy (The Full Monty) es fiel al espíritu y la estructura (aunque no a los detalles) de la primera novela, Q & A, de Vikas Swarup. La leí hace algún tiempo y no me pareció memorable, aunque sí muy entretenida. En cuanto a los actores, el protagonista, Dev Patel, muy convincente en su papel a pesar de haber nacido y crecido en Londres, está escoltado por actores de peso indios, como Anil Kapoor e Irrfan Khan, y una muy correcta Freida Pinto, una modelo india que debuta como actriz en esta película.
Oscarizada o no, Slumdog Millionaire tiene sus méritos: muestra una India real, alejada de supuestas espiritualidades y romanticismos, con las miserias al aire. Cierto es que lo hace de manera que el espectador occidental (el público al que se dirige) pueda soportarlo e incluso salir del cine con la sonrisa en los labios (gracias, en buena medida, al bailecito final al más puro estilo Bollywood, ver vídeo más abajo, y a la banda sonora, con la estupenda "Jai Ho"), a pesar de haber visto a unos pobres huérfanos pasándolas canutas (y de saber que la realidad es así). La película está filmada con el oficio y brío habitual de Danny Boyle, y es de suponer que en otras manos hubiera perdido bastante fuerza y ganado en sentimentalismo. El eficaz guión de Simon Beaufoy (The Full Monty) es fiel al espíritu y la estructura (aunque no a los detalles) de la primera novela, Q & A, de Vikas Swarup. La leí hace algún tiempo y no me pareció memorable, aunque sí muy entretenida. En cuanto a los actores, el protagonista, Dev Patel, muy convincente en su papel a pesar de haber nacido y crecido en Londres, está escoltado por actores de peso indios, como Anil Kapoor e Irrfan Khan, y una muy correcta Freida Pinto, una modelo india que debuta como actriz en esta película.
La novela ¿Quién quiere ser millonario? está publicada en Anagrama.