miércoles, 17 de marzo de 2010

Seguimos con la negra

Aún con algo de fiebre y de capa caída, tengo que darme a la lectura. He de decir que la principal impresión que me queda tras leer La mujer de verde (Grafarpögn), de Arnaldur Indridason, es que está mal escrita por el traductor. No puedo decir que esté mal traducida (no sé ni una palabra de islandés) ni que (por el mismo motivo) Indridason escriba mal. Lo que sí tengo claro es que la traducción que he leído al español está muy mal escrita. Estamos en lo de siempre y no seré yo quien eche la culpa a un traductor. Hay que saber lo que se paga por la traducción de un libro, los plazos que se imponen... A quien culpo es a la editorial (RBA, en este caso, con su Serie negra); porque con que alguien se hubiera leído la novela lápiz en ristre y la hubiera pulido un mínimo (no es demasiado trabajo ni hacen falta conocimientos de islandés, solo de español), el resultado habría mejorado muchísimo. Me han comentado que la traducción al inglés es mucho mejor y me lo creo sin verla; porque es también mi experiencia con muchos otros títulos. También los periódicos británicos están mejor escritos que los nuestros; parece que en otros países la gente sigue manteniendo unos mínimos lingüísticos que aquí no le importan a nadie. En fin.
Hablando de la tan traída y llevada novela negra nórdica, recuerdo haber leído en algún momento en Babelia que este "boom" ha influido mucho en el atractivo turístico de esos países. La gente somos así; nos dicen que unos lugares que considerábamos idílicos, con sociedades modélicas, son auténticos campos de minas, llenos de maltratadores de mujeres y otros bichos, y nosotros para allá que nos vamos guía y cámara en ristre. Supongo que lo que es indudable es que estos autores (los suecos Larsson y Mankell son los más conocidos) nos han acercado a unos lugares que nos resultan bastante desconocidos. De Suecia aún tenemos más referencias, pero lo que está claro es que de Islandia somos muchos los que no sabemos gran cosa, más allá de algún reportaje o las vivencias de algunos amigos que hayan visitado ese país, que en la novela de Indridason resulta tan frío y remoto como nos temíamos. Me ha llamado la atención esa modalidad de desaparición tan islandesa, en medio de una tormenta de nieve. Y el retorno a una Islandia rural y pobre, antecesora de esa gran sociedad del bienestar que lamentablemente ha terminado hundiéndose.
En esta novela encontramos esas tendencias tan habituales (por lo poco que yo sé) del género en la actualidad (la figura del antihéroe como encargado de solucionar el crimen) y del "boom" nórdico en particular (esos malditos hombres que no aman a las mujeres). La trama está bien construida y los "flashbacks" resultan bastante espeluznantes. Si no fuera por la pobreza de estilo, sería una lectura más que entretenida. Pero, vaya, lo tengo que achacar a la traducción; porque, después de todo, esta obra fue galardonada con el Gold Dagger Award y el Glasnyckeln (los premios más importantes de novela negra en el ámbito anglosajón y nórdico, respectivamente).

2 comentarios:

caro dijo...

La traducción de RBA tiene que ser mala. En la primera entrega, Las marismas, hay un error gravísimo de traducción ya en la contraportada: en una frase que resulta ser clave en eel argumento falta un acento que le quita toda el sentido.
La compré allí en inglés, si quieres, te la paso. Me gustó mucho más que La mujer de verde, que leí en la edición de RBA.

MidnightAllDay dijo...

Vaya tela, estos de RBA.
A ver si me pasas la otra, pues.