Como el inspector de The Moonstone (de Wilkie Collins), el protagonista de Suna no Utsuwa (1961, traducido al inglés como Inspector Imanishi Investigates, creo que no hay traducción al español) no es el típico Marlowe, sino más bien alguien aficionado a la jardinería (concretamente a los bonsais), de hábitos ordenados y escritor de haikus. Con más suerte que pericia (en esta novela abundan las coincidencias, aunque no se le puede negar la persistencia), el inspector Imanishi consigue resolver un misterioso asesinato a base de viajar por medio país (adentrándose en todas sus clases sociales) y examinar de cerca las nuevas formas de expresión culturales del Japón de la posguerra.
La trama de esta novela policíaca japonesa está muy bien hilada y crea una adicción que ríete tú de Larsson. Se lee de un tirón. No en vano se considera a su autor, Seicho Matsumoto, el responsable de popularizar el género en su país. No solo está bien escrita y tiene un muy buen ritmo; sino que también la creación de personajes y de ambienes es sobresaliente. Lo antiguo y lo moderno conviven en el Japón de los años 60, creando un sofisticado escenario para esta obra publicada en la serie Soho Crime, que traduce al inglés novelas policíacas japonesas. La obra de Matsumoto sería un ejemplo de ese tipo de novela policíaca con gran contenido social que tan de moda parecer estar ahora (más de cuarenta años después de su publicación).
Matsumoto fue un autor muy popular y reconocido en vida, recibiendo el premio Akutagawa en 1952, entre otros. Se hizo muy famoso gracias a su colaboración con el director de cine Yoshitaro Nomura, que le llevó a adaptar ocho de sus novelas. De hecho, la película basada en esta novela se considera una de las obras cumbre del cine japonés. La tengo pendiente. Y leer otras novelas de la Soho Crime, que tienen muy buena pinta. Al final, me aficionaré a esto de las policíacas; todo es ponerse.
Matsumoto fue un autor muy popular y reconocido en vida, recibiendo el premio Akutagawa en 1952, entre otros. Se hizo muy famoso gracias a su colaboración con el director de cine Yoshitaro Nomura, que le llevó a adaptar ocho de sus novelas. De hecho, la película basada en esta novela se considera una de las obras cumbre del cine japonés. La tengo pendiente. Y leer otras novelas de la Soho Crime, que tienen muy buena pinta. Al final, me aficionaré a esto de las policíacas; todo es ponerse.