La última película de Yokiro Takita, uno de los directores más famosos en Japón (sobre todo por sus comedias), se hizo con el Óscar a la mejor película de habla no inglesa de la última edición, entre otros muchos premios (más) importantes (acabaremos antes diciendo los que no ha ganado). De hecho, arrasó en los últimos premios de la Academia de Cine de Japón, donde arrambló nada más y nada menos que con diez galardones. Okuribito (por lo visto el título se refiere a la persona que envía a los muertos al "okuru", el otro mundo) se ha estrenado en España con el título de "Despedidas" (traducción a su vez del título en inglés, "Departures"). Es una película que me apetecía mucho ver y no he ido antes por falta de tiempo, que ahora que por combinación de la crisis económica y el cambio climático ya no se hiela uno en el cine, hay que aprovechar (sobre todo si llevas todo el día trabajando y estás un poco hasta la boina de las fuentes de alimentación y los relés).
Esta es una película que atrapa al espectador desde el primer minuto, rezumando belleza de múltiples formas; con la música, las imágenes de las cuatro estaciones en el noreste de Japón, la suavidad de los movimientos de Daigo tanto al chelo (el actor Masahiro Motoki aprendió a tocar este instrumento para su papel en la película) como llevando a cabo su trabajo de "nokanshi" (amortajador). Las interpretaciones de todos los actores y actrices son muy eficaces. Merece mención especial (por ser el protagonista) la de Motoki, por su combinación de momentos de gran comicidad con otros de mayor dramatismo y, muy especialmente, su escenificación de los rituales mortuorios, de gran elegancia y preciosismo (de hecho, se resalta tanto el mimo de los protagonistas en estas ceremonias que queda en un segundo plano el tabú que resulta socialmente en Japón ser una persona que manipula cadáveres, aunque en un par de momentos de la película se alude al desprestigio del trabajo que ha elegido Daigo). Le acompaña un estupendo veterano, Tsutomu Yamazaki, en el papel del Sr. Sasaki (no tiene desperdicio) con quien el joven Daigo aprende a vivir, curiosamente.
En fin, que estamos ante una película emotiva y conmovedora, que hace tanto reír como llorar; y que si tiene un pero, quizá sea el final, más "facilón" que el resto de la película.
Tráiler de la película con subtítulos en español aquí.
Esta es una película que atrapa al espectador desde el primer minuto, rezumando belleza de múltiples formas; con la música, las imágenes de las cuatro estaciones en el noreste de Japón, la suavidad de los movimientos de Daigo tanto al chelo (el actor Masahiro Motoki aprendió a tocar este instrumento para su papel en la película) como llevando a cabo su trabajo de "nokanshi" (amortajador). Las interpretaciones de todos los actores y actrices son muy eficaces. Merece mención especial (por ser el protagonista) la de Motoki, por su combinación de momentos de gran comicidad con otros de mayor dramatismo y, muy especialmente, su escenificación de los rituales mortuorios, de gran elegancia y preciosismo (de hecho, se resalta tanto el mimo de los protagonistas en estas ceremonias que queda en un segundo plano el tabú que resulta socialmente en Japón ser una persona que manipula cadáveres, aunque en un par de momentos de la película se alude al desprestigio del trabajo que ha elegido Daigo). Le acompaña un estupendo veterano, Tsutomu Yamazaki, en el papel del Sr. Sasaki (no tiene desperdicio) con quien el joven Daigo aprende a vivir, curiosamente.
En fin, que estamos ante una película emotiva y conmovedora, que hace tanto reír como llorar; y que si tiene un pero, quizá sea el final, más "facilón" que el resto de la película.
Tráiler de la película con subtítulos en español aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario