sábado, 6 de noviembre de 2010

La mala educación

Yo, sinceramente, me viene un invitado a casa (con falda, encima, pero, bueno, para gustos, colores, que dice mi suegra) y me dice que vaya reforma tan desastrosa he hecho en mi piso, y hombre, pues de buena educación no me parecería. Si no te gusta lo que ves, no digo que mientas, eso tampoco; pero con callarte y evitar ofender / entrar en polémicas, listos.
En cambio el Papa viene y con eso de que es infalible o cómo se diga, no solo pretende estar a cuerpo de rey corriendo con los gastos los contribuyentes, sino que encima nos afea la conducta al sector laico de la sociedad. Yo creía que España era un estado aconfesional. Estamos pagando un banquete de boda a un precio astronómico para que vengan y nos digan los invitados qué vaya novio tan horroroso nos hemos buscado. Vivir para ver.
Y luego tenemos a todos esos políticos supuestamente de izquierdas intentando vendernos que esto es una inversión estupenda, que nos traerá turistas (que parece que en Barcelona se han convertido en la solución a todos los males).
Es que lees el periódico y no sabes si te lo están diciendo en serio o qué.

En fin, que estoy viva pero muy desbordada.

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